Este Búho, en medio de la expectativa por la carreras de la maratón en los Panamericanos, se entera de que ante la deformación evidente de los proyectos de reforma política por parte del fujimorismo y el aprismo, algunos asesores cercanos al presidente Vizcarra le iban a susurrar al oído y aconsejar ‘golpe al Congreso, adelanto de elecciones, nos vamos todos’.
Una consigna acorde a la de los exitosos Panamericanos, ‘ganamos todos’. Pero este columnista, viejo y recorrido en estas lides, se pregunta: ¿Quién gana en realidad con esta inestabilidad social y política?
Este periodista habrá nacido de noche, pero no anoche, y pienso que aquí, en medio de esta crisis política, ni los héroes son tan inmaculados ni los ‘villanos’ tienen que cargar con toda la culpa. Aquí, una radiografía de un golpe furibundo a una mayoría que pensaba irse a almorzar al campo con solcito, después de un discurso presidencial soso, y que terminó como una película de Almodóvar, ‘al borde de un ataque de nervios’ e insultando al mandatario como estudiantes secundarios achorados de colegio nacional. Pasemos a analizar las razones para que se haya producido esta crisis en plena efervescencia de los Juegos Panamericanos.
VIZCARRA ESTABA DESESPERADO: El presidente no solo había sufrido una humillación -con su premier y el ministro de Justicia- cuando el Congreso desfiguró dos de sus reformas. Su calamitosa participación para intentar resolver el conflicto de Tía María lo puso entre la espada y la pared. Pese a que viajó y se reunió con los líderes regionales y cedió en todas sus intransigencias, los huelguistas y violentistas persistieron con el paro y atacaron a la policía hasta con dinamita. En su propio terruño, el sur, el jefe de Estado, otrora peso pesado como presidente regional de Moquegua, hoy pesaba menos que un ‘peso pluma’. Sus consejeros moqueguanos, que influyen más que Maximiliano ‘Robespierre’ Aviar, le sugirieron que recorte su mandato y que ya ‘se olvide de Tía María y deje esa papa caliente’ para el próximo presidente. ‘No quemes tu capital político enfrentándote con tus paisanos. Mira las encuestas’, le aconsejaron. Desde Lima, sus brillantes ‘asesores’ le señalaban que, en verdad, solo le queda un año para gobernar, porque el siguiente se convierte en una suerte ‘transferencia de poder’ e inauguración compulsiva de obras. Era mejor cortarle la mamadera un año a un Congreso faltoso, confrontacional hasta el suicidio. Sin necesidad de ‘disolver’ el Congreso, los hería de muerte, les liquidaba un año de sueldazos, viáticos, viajecitos y lobbies. Es una jugada maestra, un as bajo la manga de un presidente mediocre al que le quedó grande el cargo. Pienso que Vizcarra se quiere ir porque gobernó en ‘piloto automático’ y la economía se estancó de la misma manera que el crecimiento del producto bruto interno. La reconstrucción con cambios es un terrible fracaso y el zar de la reconstrucción, un ‘requisitoriado’ de la justicia. Nombró a un premier que más estaba pensando en darle chamba de asesores a sus amigos que en combatir la inseguridad ciudadana, que no era su prioridad, pero sí las cuestiones de ‘género’ en Educación con libros ‘porno’. Además, salud con hospitales con ratas y servicios colapsados. ¿Qué de bueno podía exhibir este gobierno? Para colmo, su sustento político en el Congreso, su bancada, se reducía a la mínima expresión. Vizcarra patea el tablero porque no va a promover la inversión minera y va a traicionar a la Southern, pero también el crecimiento del país por simples cálculos electorales. Piensa gobernar un año y se irá contento, como si con la reforma política se hubieran solucionado los problemas del país. Craso error. Si logra llevar a cabo su plan de irse cuanto antes, se marchará sin pena ni gloria, con los efectos efímeros de los referéndums que tanto lo seducen.
A LLORAR A LA PLAYA: Los fujimoristas y los apristas no se esperaban semejante anuncio presidencial. Pero hay que ser justos. Bartra, Becerril, Beteta, Mulder y los ‘boticarios’ merecen irse antes de tiempo del Parlamento, la ciudadanía no podía seguir manteniendo a un grupo que hizo de la intransigencia y de la complicidad con la corrupción su actuar político. Que cabecillas como César Hinostroza sigan caminando por Madrid, o como Pedro Chávarry, cobrando sus 40 mil soles mensuales intocable como fiscal supremo, es por responsabilidad de esa mayoría congresal a la que ayer el presidente le dio una estocada, totalmente merecida. Me quedé corto, mañana continúo.
Apago el televisor.
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