Este Búho nunca dejará de prenderle velitas a ‘Papalindo’ por haberle permitido ejercer este noble oficio de periodista. Porque me hizo conocer durante más de tres décadas a personajes que admiro. Uno de ellos, el histórico entrenador coreano Man Bok Park. Y no solo a él, sino a toda la constelación de jugadoras de la selección de mayores que obtuvieron la medalla de plata en las míticas Olimpiadas de Seúl 88. Mis lectores se preguntarán cómo conocí al entrenador.
Todo empezó con una llamada de Milagritos Ormeño, del área de prensa de la Corporación Telefónica, que apoyaba a las jugadoras masters de Perú: ‘Búho, el sábado es cumpleaños de Man Bok Park, las chicas lo van a celebrar en Iquitos con un gran homenaje. Hemos invitado a un grupo de periodistas’. En el avión que me llevaba a la calurosa ciudad, ingresé al ‘túnel del tiempo’, a 1974: el exmilitar coreano agarra una ‘papa caliente’, que era la selección peruana de vóley. Reemplazaba al técnico japonés Akira Kato, del que fue asistente y quien había dejado huella en el país. El Perú, con ‘Pilancho’ Jiménez y Lucha Fuentes, había llegado a ser campeón sudamericano varias veces, pero nunca acarició un título mundial ni un puesto honroso en unas Olimpiadas.
Del saque les dijo a las chicas ‘yo soy el mister’ y puso una disciplina militar. Aquella que llegaba un minuto tarde se iba a su casa, pese a que, por ejemplo, Cecilia Tait vivía en Tablada de Lurín. La ‘Chinita’ Rosa García, un día, se la quiso dar de chistosa y Mister Park se la ‘comió viva’. Él cambió la historia del vóley peruano.
Esa noche en Iquitos, gracias a que lo seguí al baño, porque no quería hablar con la prensa, pues en el periodismo, a veces, vale todo, lo pude abordar: ‘Mister, ¿cuál fue su secreto? ¿Qué hizo usted que no hizo Akira Kato?’. Él me respondió: ‘Peruana era floja, muy tardona. Akira bueno, yo no. Morenas sin competencia, con blancas trabajan más’.
En otras palabras, hizo un equipo de todas las sangres, fomentando una competencia sana. Allí están Gaby y Natalia, indispensables en el equipo titular. Sigo ingresando al ‘túnel del tiempo’, a 1981. La clarinada fue el subcampeonato en el Mundial juvenil de México, donde su selección solo perdió en la final con su Corea.
Pero Man Bok sorprendería al mundo cuando en Lima 1982 logró el subcampeonato del Mundial de mayores, perdiendo con el poderoso equipo de China, de la legendaria Lang Ping, ‘Martillo de hierro’. Luego vino el tercer lugar en el Mundial de 1986, en Checoslovaquia. Hizo depuraciones y desapareció a la estrella de ese torneo, Silvia León, según él por rebelde, y promovió a cuatro voleibolistas jóvenes que venían de barrios acomodados y que estaban dispuestas a ‘matarse’ por la selección, así sean discriminadas por ‘blanquitas’: Ellas eran Gaby Pérez del Solar, Natalia Málaga, Katherine Horny y Alejandra de la Guerra.
Un famoso periodista cubano, cuando vio llegar a la delegación peruana a Seúl, sentenció: ‘Perú, con Man Bok Park, ha hecho de su selección un café con leche, chico’.
El resto ya es historia conocida, con la medalla de plata olímpica. Pero volvamos a la calurosa Iquitos. Milagritos Ormeño no me dejará mentir. Solo esos cinco periodistas fuimos testigos de aquel cumpleaños, homenaje a Man Bok Park. Ellos, los protagonistas, el viejo ‘Mister’ y las guapas señoras de las cuatro décadas, toditas olímpicas y ya no con agua mineral, sino con sus pisco sours a discreción y en cantidades navegables, junto al tío apacible y querendón con ellas.
Y a cuatro metros, en otra mesa, los periodistas, siempre sapos e incómodos. Pero estábamos viendo una reunión histórica que recién me toca contarla después de más de veinte años, justo con la muerte de Man Bok.
Esta columna termina como terminó esa reunión en un privado del hotel El Dorado, después del ‘Happy Birthday’ y con los llantos sinceros de las chicas, que rodearon a su respetado ‘Mister’ y le hicieron ‘Túpac Amaru’, lo cargaron. ‘Algo que siempre quisimos hacer cuando nos sacaba la michi en los entrenamientos’, me confesó una de las grandes. ¡Y lo lanzaron a la piscina con terno! Lo último que vi fue que una contorneada y coqueta exvoleibolista se lanzaba también al agua. En esos instantes la tierna Milagritos Ormeño nos dijo a los periodistas: ‘Amiguitos, la fiesta terminó para ustedes. Hay una ‘van’ para llevarlos a la discoteca Noa Noa, que se diviertan’.
Descanse en paz, Mister. Apago el televisor.
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