Este Búho se queda atónito ante el nivel de podredumbre de ciertos políticos y autoridades que pisotean la justicia de manera escandalosa en nuestro país. La tristemente famosa suspendida fiscal Elizabeth Peralta, a quien el inefable Andrés Hurtado, ‘Chibolín’, llamaba ‘madre’, decidió pasar a la clandestinidad el último martes cuando la Corte Suprema le dictó dieciocho meses de prisión preventiva en la investigación en su contra por la entrega de un cargamento de oro incautado a cambio de una millonaria coima.
Seguía así el vergonzoso camino de los prófugos Vladimir Cerrón y Nicanor Boluarte, el hermano de la presidenta Dina Boluarte, quienes se corren de la justicia. Su abogado, Benji Espinoza, dijo que iba a ‘resistir’. Pero Peralta recapacitó y ayer se entregó a la justicia, como tenía que ser. De inmediato fue enmarrocada y llevada a su audiencia de control de identidad.
No estamos hablando de cualquier autoridad, ni siquiera de cualquier fiscal, sino de una de lavado de activos. Se supone que debería ser una magistrada del más alto nivel profesional y moral, de conducta intachable. Por eso, fue penoso verla en el famoso video donde aparece pelando papas en la cocina de la residencia de las hijas de ‘Chibolín’ en Estados Unidos, donde les iba a preparar un pollito.
Incluso, el mismo presentador de televisión, hoy encarcelado, habría dicho a la Fiscalía que Peralta recibía coimas a través de una empresa de venta de pavos y panetones. De qué estamos hablando. Y no solo Peralta. El caso ‘Chibolín’ ha destapado una olla de grillos, con otros magistrados que se ‘regalaban’ a cambio de viajecitos y fiestas.
Viendo este nivel paupérrimo de jueces y fiscales roñosos, no puedo evitar recordar a defensores de la justicia heroicos como el italiano Giovanni Falcone, quien dio su vida por enfrentar a la sanguinaria y temida Cosa Nostra siciliana. Desde el Palacio de Justicia de Palermo se pasó la mayor parte de su vida profesional enfrentando a la mafia. Era un hombre valiente y honorable inmune a las amenazas y sobornos.
Con un equipo de jueces y fiscales igualmente aguerridos trabajaron durante años en un pequeño búnker sin ventanas porque los sicarios acechaban sin descanso para matarlos. El resultado fue que en 1986 llevaron al banquillo a cerca de quinientas personas en un megajuicio de película que terminó en 1992 con la sentencia histórica de más de 300 condenas y varias cadenas perpetuas a jefes mafiosos y sus soldados. ¡¡Más de dos mil años de cárcel en total!! Antes de Falcone, varios magistrados y policías habían sido cruelmente asesinados por la mafia. Falcone sabía que su cabeza tenía precio y por eso andaba con una escolta policial fuertemente armada. Ya habían sido descubiertos antes otros intentos de atentados contra él con dinamita.
Pero Salvatore ‘Toto’ Riina, el ‘Jefe de jefes’, ‘U capu di’i capi’ en italiano, estaba herido en su amor propio por las condenas que debilitaban a su organización criminal. Había dado la orden de matarlo y que fuera en Sicilia, para mandar el mensaje ante el mundo de que aún eran poderosos en la isla. La sentencia de muerte se cumplió el 23 de mayo de 1992.
En la Autopista A29 cerca de Palermo, que Falcone usaba para ir a su casa desde el aeropuerto, colocaron más de media tonelada de explosivos que detonaron cuando pasó la comitiva del juez. Además de él, murieron su esposa la magistrada Francesca Morvillo y tres de sus escoltas. Por su sacrificio, la Iglesia católica ha reconocido a Falcone como un mártir.
La historia del tenaz fiscal Alberto Nisman también es digna de recordarse. Tanto que Netflix realizó el documental ‘El fiscal, la presidenta y el espía’. El 18 de enero de 2015, el cadáver de Nisman apareció en el baño de su departamento en Buenos Aires con un tiro en la sien. Investigaba el atentado con coche bomba contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) perpetrado en 1994, en el que murieron 85 personas y 200 resultaron heridas.
Poco antes había denunciado ante la Justicia a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por presuntamente encubrir a los iraníes autores del ataque terrorista a cambio de un pacto comercial con Irán. El cuerpo del fiscal fue hallado en el baño, en un gran charco de sangre. Aparentemente se trató de un suicidio. Pero algo no encajaba, pues Nisman había interrumpido sus vacaciones en España para viajar a Argentina con el fin de sustentar su acusación en dos días a la presidenta Fernández. ¿Entonces cómo se iba a suicidar? El caso dividió a la Argentina.
“El asesinato de Nisman fue un crimen político donde el gobierno de CFK (Cristina Fernández de Kirchner) estuvo claramente implicado”, sostuvo en su momento la diputada Elisa Carrió. Como vemos, también hay jueces y fiscales honorables que van más allá del sacrificio para cumplir su noble misión de hacer justicia. Apago el televisor.
TE PUEDE INTERESAR
- Vargas Llosa en ‘La Catedral’
- El Búho y la ‘Cosa Nostra’
- Congreso cómplice de organizaciones criminales