Este Búho se sorprendió porque en la redes sociales, que lo aguantan todo, empezó a circular una maleada ‘fake news’: ¡Madonna ha muerto! No podía creerlo, pues la ‘Reina del pop’ iba a iniciar su ambiciosa gira mundial ‘Celebration Tour’ el 15 de junio en Vancouver, Canadá. Este columnista tiene que ingresar al túnel del tiempo. 1984. Su disco ‘Like a virgin’ la había convertido en una estrella mundial. Las chicas de colegio de todo el mundo se vestían a lo ‘Madonna’: faldita de jean pegadita, mallas, vincha, collares, crucifijos, tops con encaje, gracias a sus videos de la cadena MTV. Su tour ‘Like a virgin’ de 1985 llenó estadios en Estados Unidos y fue considerado por la revista Rolling Stone entre las diez giras más influyentes en la historia del pop rock.
Ese año, la interprete de ‘Crazy for you’ dejó constancia de su éxito definitivo en todos los planos, el musical y económico, pues ‘Like a virgin’ vendió millones de copias, la gira facturó otros millones y la crítica se rindió ante la nueva estrella. Y en lo sentimental, se casó con el actor con más proyección de Hollywood: Sean Penn. Fue como un matrimonio entre dos explosivos de distinta intensidad. Si la ‘Reina del pop’ era una bomba de relojería, Penn resultó ser una verdadera ‘bomba atómica’. El temperamental actor todavía no era una megaestrella galardonada con dos Oscar como lo es hoy. Pero todos los críticos, después de ver ‘Bad boys’ (1983) y ‘La traición del halcón’ (1985) le auguraban un brillante futuro en el cine.
Pero aquel agosto de 1985, durante su matrimonio con la cantante en la playa de Malibú, los ‘paparazzi’ no escatimaron en alquilar helicópteros para captar tomas de la ceremonia desde el aire. No se arriesgaban por él, sino ¡por Madonna!, pero Penn no podía soportarlo. Esa tarde, en plena ceremonia, demostró que por algo lo llamaban ‘El nuevo niño terrible de Hollywood’. Cogió una escopeta y comenzó a dispararle al helicóptero de los fotógrafos, ante los gritos de su esposa que le pedía que se calmara. “Soy un hombre pacífico y muy humano, pero me hubiera gustado ver a ese helicóptero estrellarse e incendiarse con todos los cuerpos carbonizados dentro”, dijo fríamente. La cantante, en ese momento, trataba de comportarse como los mánagers aconsejaban que deben actuar las estrellas en público: Sonriente y afable con los medios. Penn malograba su imagen.
Dos semanas después golpeó a dos fotógrafos en Nashville, fue denunciado y pasó 60 días en prisión preventiva. Madonna estaba desesperada y pidió ayuda psiquiátrica, aunque verdaderamente era su esposo quien la necesitaba de verdad. Ella se había casado ilusionada, pero sabía muy bien con quién se había metido. Cuando lo conoció, dijo de él: “Era alguien a quien yo respetaba y cuyo trabajo admiraba. Él es un salvaje, probablemente muera joven, pero teníamos mucho en común”. Sean debió amar a Madonna, sino no se comprende cómo protagonizó con ella el bodrio de película ‘Shanghai surprise’, que fue destrozada por la crítica y bajaron sus bonos.
Sean Penn quiso meter la cabeza de Madonna en el horno
A medida que ‘La chica material’ se introducía más en sus proyectos no solo musicales, sino cinematográficos y teatrales, el actor se consolaba con el alcohol, drogas y compañía femenina. Estaba decepcionado. Pensó que con el matrimonio iba a tener una familia, hijos, tal como su padre, que era director de cine y su madre que era actriz. Pero chocó con la ‘ambición rubia’. Ella parecía no tener techo ni cansancio. Cuando le planteó la posibilidad de tener hijos, Madonna le respondió que tenía demasiados contratos y proyectos, y que se olvidara del asunto. Herido en su orgullo, Penn se vengó el 28 de diciembre de 1988. Fue un ‘Día de los inocentes’, pero más bien parecía el ‘Halloween’ de John Carpenter. El actor llegó totalmente drogado y ebrio a la residencia. Le recriminó a su pareja que sus amigos eran ‘putas y ‘maricones’, y por su negativa a tener hijos. Luego se sacó la correa y comenzó a azotarla. Después, desquiciado, intentó meter la cabeza de Madonna en el horno. Desesperada, la cantante logró escapar y lo denunció. Su marido en la comisaría negó todo y dijo que su esposa ‘estaba celosa porque la engañó con una stripper’.
Ese fue el fin del matrimonio que marcó a Madonna. Pidió el divorcio ‘por diferencias irreconciliables’ y se fue para siempre de la casa de 3 millones de dólares tan asustada que ni sacó sus pertenencias. Dos décadas después, en la fiesta que Hollywood le hizo a Penn por obtener el Oscar con ‘Río Místico’ (2003), la diva llegó acompañada de su novio de entonces, el joven modelo brasileño Jesús Luz, de 22 añitos. Cuando estuvieron frente a frente, su exmarido -al mirar al latino- le dijo a su ex: ‘¿Tuviste otro hijo?’ La cantante se fue requintando de la fiesta. Aunque años después, la diva juró en un programa de TV que si bien tuvieron peleas a gritos, Penn nunca le levantó la mano. Apago el televisor.