Este Búho pensaba que la valerosa jovencita chimbotana Fiorella Nolasco estaría realizada profesionalmente y no habría olvidado, aunque sí mitigado, el dolor de perder a su padre -asesinado, según acusación fiscal, por los sicarios vinculados a ‘La bestia’, el ex gobernador regional de Áncash, César Álvarez- porque los homicidas y el autor intelectual estaban encarcelados. Pero grande fue mi sorpresa cuando la vimos aparecer otra vez en los noticieros, llorando de rabia e impotencia, al denunciar que el temible sicario Rubén William Moreno Oliva, ‘Goro’, a quien el Poder Judicial sentenció a 25 años de prisión por el primero de los dos atentados contra su padre, dejó el penal de Piedras Gordas, señalan, el 8 de junio último, para cumplir ¡¡arresto domiciliario!!.
Obviamente, ‘Goro’ se hizo humo, ahora está en la lista de los más buscados y se ofrece 100 mil soles por información que permita atrapar a esta lacra para que vuelva a la cárcel. Pero ni las sanciones a los malos funcionarios del INPE pueden hacernos olvidar que la vida de Fiorella está en peligro. Ella fue la artífice de que esa siniestra mafia esté tras las rejas, luchando inicialmente ‘sola contra el mundo’, pero pudo, al final, conseguir justicia por la muerte de su padre y hermano.
Su triste e increíble historia es de coraje y determinación. Su padre, Ezequiel Nolasco, era un exconsejero del Gobierno Regional de Áncash. El curtido dirigente histórico del sindicato de Construcción Civil integró la lista ganadora con Álvarez, pero fue uno de los primeros en denunciar públicamente las innumerables y millonarias corruptelas del presidente regional, no solo en malversación de fondos, sino sobrevaluación de obras y el funcionamiento de la siniestra ‘Centralita’, desde donde se orquestaban todos sus delitos y donde desfilaban políticos, lobistas como Martín Belaunde Lossio, parlamentarios, periodistas ‘mermeleros’, sicarios, delincuentes, fiscales y jueces de Chimbote.
‘La bestia’ tenía a casi todos comiendo de su mano. Menos a Nolasco, que era como una piedra en el zapato porque no tenía miedo a las amenazas que le llegaban desde el Palacio Regional. Hasta que ocurrió el primer atentado. En julio del 2010 un grupo de sicarios ingresa al domicilio de Ezequiel, quien estaba acompañado de su hijastro Roberto Torres Blas. Los hampones dispararon dos tiros contra Nolasco, y su hijo, por defenderlo, también fue acribillado, muriendo en el acto.
El recio cuerpo del obrero de construcción civil y exconsejero resistió a las balas. Por cuatro años Nolasco continuó denunciando que Álvarez estaba detrás del atentado. Su hija Fiorella lavó banderas frente al local de la región y gritó: ‘¡Si a mi padre lo asesinan, el culpable será el presidente de la región, César Álvarez!’. Nadie le dio crédito. La prensa comprada silenciaba la denuncia, los fiscales no acusaban, la policía no investigaba. ‘La bestia’, en un mitin de su portátil, vociferó públicamente ‘¡Ese Nolasco se cree Superman, jajaja!’. Así se burlaba de la desgracia de la familia Nolasco.
Pero un fiscal valiente logró obtener el testimonio de la esposa de uno de los sicarios del atentado. Hilda Saldarriaga, quien nunca imaginó que por decir la verdad iba a tener tan trágico final. Le llovieron amenazas y ella pidió protección policial porque la querían silenciar. Nadie la escuchó, nadie la protegió. La pobre mujer, a pocas horas de brindar su testimonio en el juzgado, por el que ya había enviado a la cárcel al alcalde del Santa e iba a involucrar a Álvarez, fue asesinada en su cama de siete disparos, delante de sus cuatro hijos.
Ni la policía, la prensa o el Poder Judicial se preocuparon por esclarecer esa ‘conveniente’ muerte. Exsocios, opositores, dirigentes, hasta sicarios rivales, morían a manos de una bien afiatada batería de asesinos al mando del político mayor de la región. Hasta que asesinaron a Ezequiel Nolasco en el 2014. Era un calco de ‘Crónica de una muerte anunciada’. Los culpables nunca imaginaron que una frágil veinteañera podría tumbarlos. Fiorella Nolasco se volvió una leona. Se presentó en el Congreso apoyada por Modesto Sulca, luego el congresista presentó al ministro del Interior ‘La lista del horror’, elaborada junto a Fiorella, de la ola de crímenes políticos que incriminaban a Álvarez.
La fuerza de la jovencita vestida de negro se había hecho sentir. Hizo que el Fiscal de la Nación hiciera una sesión pública en Chimbote. Allí pidió perdón a Áncash y a Fiorella ‘por dejarlos abandonados’ y anunció que la investigación se haría en Lima, con fiscales y jueces ajenos a la mafia de ‘La bestia’. El resto ya es historia conocida. Pero desde hace unos días un nuevo capítulo se volvió a escribir para Fiorella con la liberación de ‘Goro’. Ahora toca al Estado protegerla a ella, a su familia y capturar al criminal. Apago el televisor.