Este Búho abre sus ojazos y asiste a la proclamación del profesor Pedro Castillo como presidente de la República por un Jurado Nacional de Elecciones muy cuestionado y que no hizo caso a los múltiples pedidos por dar transparencia a la ciudadanía que la elección fue ‘limpia’. Eso, me temo, va a generar inestabilidad en el país.
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Mejor ingreso al túnel del tiempo para recordar a los presidentes que hemos tenido en los últimos años desde que este columnista era un niño de primaria.
Es importante que los jóvenes conozcan la historia para no volver a cometer los errores del pasado, aún más, a pocos días de celebrarse los 200 años de nuestra Independencia. En el lejano 1968 se produjo en el país un golpe militar que derrocó a Fernando Belaunde Terry y colocó en el poder al general Juan Velasco Alvarado, quien imprimió a su gobierno un tono autoritario de ‘izquierda’, expropió haciendas agroexportadoras y fundos para realizar una fracasada reforma agraria. Asimismo, despojó a los medios de comunicación de sus legítimos propietarios y, sin libertad de prensa, su gobierno comenzó a debilitarse por las protestas sociales y por la propia enfermedad de Velasco.
En agosto de 1975, cuando él había deportado y encarcelado a líderes izquierdistas, apristas y de Acción Popular, se produjo un golpe en Tacna por parte de su comandante general del Ejército, Francisco Morales Bermúdez. Pero pese a que Morales había prometido que ‘la línea trazada por Velasco no sería torcida’, lo cierto es que su llamada ‘segunda fase’ sirvió para que su gobierno desmantelara los llamados ‘excesos’ impulsados por el velasquismo.
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Asimismo, Morales Bermúdez reprimió con la mano férrea de su ministro del Interior, Pedro Richter Prada, las protestas sindicales de los trabajadores que convocaron a un histórico paro nacional en 1977, que paralizó al país.
Desde que volvió la democracia en 1980, nuevamente con el arquitecto Fernando Belaunde, se devolvieron los medios a sus propietarios y se retomaron las libertades al país.
En 1985, recuerdo a un jovencito Alan García Pérez, quien recibió la banda presidencial que no le quedaba, por su estatura y corpulencia. Hizo un primer gobierno muy malo, lleno de colas y populismo, a lo que se sumó la insania terrorista de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Ese gobierno ‘parió’ a Alberto Fujimori.
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Después de la caída del fujimorismo en el año 2000, llegó el presidente de transición, Valentín Paniagua, y luego Alejandro Toledo, el ‘Cholo’ de Cabana. Alan volvería a Palacio nuevamente con una mejor gestión, más abierta a los mercados internacionales. Luego llegaría Ollanta Humala, que cogobernó al lado de Nadine Heredia.
Con la democracia ya reinstaurada desde 1980 habíamos tenido en el sillón de Pizarro a un blancón (Belaunde), un criollo (Alan), un cholo (Toledo) y un chino (Fujimori), nunca un ‘gringo’ como Pedro Pablo, hijo de Maxime Kuczynski (alemán) y Madeleine Godard (franco-suiza). Así de paradójico es el Perú. PPK no se había terminado de instalar cuando fue vacado por el Congreso, sumado a la traición del ‘Lagarto’ Martín Vizcarra, quien complotó para quedarse en el poder. Pero una grave crisis política provocaría la caída del moqueguano, asumiendo Manuel ‘El Breve’ Merino y luego el ‘morado’ Francisco Sagasti.
Ahora, en las elecciones más controvertidas de los últimos años, Pedro Castillo es proclamado presidente de la República. Su elección, en mi concepto, llega deslegitimada. Pero esta historia recién empieza. Apago el televisor.
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