Pedro Castillo y Dina Boluarte. Foto: ERNESTO BENAVIDES / AFP
Pedro Castillo y Dina Boluarte. Foto: ERNESTO BENAVIDES / AFP

Este Búho nota como pocas veces antes el tremendo repudio de los peruanos hacia un mandatario como hoy ocurre con Dina Boluarte, luego de subirse el sueldo a más de 35 mil soles mensuales. Es la misma señora que dijo ante las pantallas de televisión que las mujeres peruanas podían preparar sopa, segundo y hasta postre ‘con diez solcitos’. ¡Ah!, pero a ella no le alcanzaban los más de 15 mil soles que ganaba.

Dina es igual que el golpista Pedro Castillo, el profesor pendenciero que pedía coimas a los ministros para mantenerlos en sus cargos, el que se reunía a escondidas con empresarios en la casa de Sarratea, el ignorante que dio un fallido golpe de Estado para perpetuarse en el poder.

Ya sabíamos que la presidenta con casi cero por ciento de aprobación, y que ahora cogobierna con Keiko, Acuña y Pepe Luna, es frívola, indolente, incapaz y vengativa. Pero al aumentar su sueldo más del doble, a 35 mil 568 soles, demuestra además que su angurria no tiene límites. Tampoco le importa en absoluto el sufrimiento de los peruanos, ni lo que piensen de ella. No tiene vergüenza.

Su único objetivo es exprimir al Estado, que somos todos los peruanos. La gente en los mercados, buses y paraderos reniega y la critica porque es una pésima presidenta que no se merece ningún aumento. Es que el país vive una desgracia, pues todos los días la ola delincuencial asesina a más peruanos, aumentan los pobres, falta trabajo, la anemia infantil crece, los pacientes se mueren en los hospitales por falta de medicinas, pero la presidenta solo piensa en sus cirugías estéticas, los Rolex y en llevarse todo el dinero que pueda.

Así son todos los izquierdistas, como Maduro, Chávez, Kirchner, Ortega, Castro y otros, que se llenan la boca hablando de defender a los pobres, pero en realidad se dedican a multiplicar la pobreza mientras ellos y sus familias se forran de dinero. La plata es lo único que les importa. La plata y no soltar el poder. Los dignos que eligieron a Castillo y Dina sabían que votaban por un par de inútiles que podían hundir al país, pero no les importó.

Fueron y les dieron su voto alegremente, sin detenerse a pensar en el futuro de sus hijos. Hoy estamos pagando las consecuencias, pero lo más triste es que muchos de esos mismos que se autoproclaman la ‘reserva moral del país’ no aprenden ni reconocen su error, y señalan abiertamente que están decididos a volver a votar por otro radical ignorante que termine de incendiar al Perú.

Lo que ha hecho Dina Boluarte al doblarse el sueldo va más allá de una mera cuestión monetaria, es sobre todo un claro abuso del poder, una burla a los peruanos y el desprecio a la dignidad de la figura presidencial. Y no se debería permitir. Encima, su accionar abre la peligrosa posibilidad de que se venga un tsunami de pedidos de aumento de sueldo de funcionarios públicos en todos los niveles con el argumento de ‘sincerar sueldos’ y que muy probablemente recibirán luz verde.

Ante este carnaval de dinero en que se ha convertido el Estado, qué dirán el mototaxista, la madre de familia que vende emoliente en la calle, el lustrador de zapatos, que trabajan durísimo día a día para llevar un pan a casa. El Congreso debería actuar de inmediato para establecer barreras que impidan a los oportunistas seguir esquilmando al Estado, que ya no puede seguir siendo visto como un apetitoso botín, donde además casi nunca están los mejores. Pero la pregunta es si estos ‘padres de la patria’, que se gastan, por ejemplo, ¡¡180 millones de soles en remodelaciones!!, tendrán interés en hacerlo. Parece que no. Apago el televisor.

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