Este Búho acaba de ver la controvertida película de Netflix ‘Blonde’, del director Andrew Dominik, quien se declara admirador de David Lynch. El filme no es una ‘biopic’, pues se ha basado en una novela de ficción sobre la actriz Marilyn Monroe (Los Ángeles 1926-1962) escrita por Joyce Carol Oates. A Dominik se le ha criticado que se haya propuesto contarnos ‘su verdad’ sobre una diosa que carga sola con sus demonios, desde que era una niña de nombre Norma Jean. La mayoria de las casi tres horas retrata las desgracias de una mujer desquiciada.
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Vemos cómo la agredieron desde niña por una madre alcohólica y loca que le refregaba en la cara la ausencia de un padre que las abandonó y le causó traumas. Luego los abusos del orfanato. La actuación de la cubano-española Ana de Armas es extraordinaria en el papel de Marilyn. Observamos sus inicios brutales en el espectáculo, cómo ingresa a la oficina de un siniestro productor cinematográfico que la viola, Ella se retira avergonzada y llorando. A los días le comunican que le otorgaron el papel, eso es Hollywood.
Según el filme, ella odiaba el papel de rubia platinada tonta que vendía la industria sobre ella. No quería ser Marilyn, sino interpretar teatro clásico. Exigía el respeto del público, pero también de sus compañeros actores y sus maridos y amantes. Pero en la película, su primer esposo, la leyenda del béisbol Joe DiMaggio (Bobby Cannavale) la llamaba ‘puta’ y le pegaba, y el segundo esposo, el gran intelectual Arthur Miller (Adrien Brody), dejaba su diario abierto para que su esposa leyera sobre la poca estima que tenía sobre ella. Las críticas sobre la película no se hicieron esperar. Sobre todo por la escena ‘porno soft’ donde el servicio secreto del presidente John F.Kennedy (Kaspar Phillipson) lleva a Marilyn borracha y el siniestro presidente le exige una ‘felación’ mientras negociaba al teléfono los problemas del planeta.
Uno de los pocos verdaderos amigos de la actriz fue el inmenso escritor Truman Capote
En 1955 se encontraron frente al mar después de un funeral. Salen del bar y toman un taxi, se dirigen al muelle de South Street, lugar donde Marilyn se siente a gusto. Capote decide no volver a mencionar a Arthur Miller. Sospecha que Marilyn tomó píldoras además del champagne y teme por su reacción.
- M (feliz, riendo): Vamos al muelle, nada más.
- TC: ¿Puedo preguntar por qué?
- M: Me gusta. Huele a otro país, y puedo dar de comer a las gaviotas.
- TC: ¿Qué les darás? No tienes nada.
- M: Sí, tengo la cartera llena de bizcochitos chinos. Los robé del restaurante.
Mientras viajan en el taxi, Capote nos describe el paisaje: “Así seguimos hasta la calle South; ya allí, el ferry anclado, la vista de Brooklyn del otro lado, las gaviotas que revoloteaban y se divertian. Al bajar del taxi vimos a un hombre que llevaba a un perro chino de una correa. Era un pasajero que se dirigía al ferry. Al pasar junto a él, mi compañera se detuvo a acariciar el perro”. El hombre le advierte a Marilyn del peligro de tocar perros desconocidos y ella nos entrega una línea de diálogo que resume todo su drama:
- M: Los perros nunca me muerden. Solo los humanos. ¿Cómo se llama?
El hombre reconoce a Marilyn y le pide un autógrafo para mostrarlo en la oficina. Capote nos recrea una de las imágenes más bellas del relato:
“Apoyada contra un poste de amarras, la observé, de perfil: Galatea oteando las distancias no conquistadas. La brisa le esponjaba el pelo. Volvió la cabeza hacia mí con gracia etérea, como si la hiciera girar la brisa”.
Marilyn pregunta por segunda vez a Capote:
- M: Recuerda, te dije que si alguna vez te preguntaran cómo era yo, cómo era, en realidad, Marilyn Monroe, ¿cómo contestarías esa pregunta? (Su tono era juguetón, burlón, sin embargo sincero al mismo tiempo: quería una respuesta honesta): Apuesto a que dirías que era rústica.
- TC: Por supuesto, pero también les diría…
Y viene el desenlace maravilloso, antes de la respuesta, Capote nos señala una de las claves del relato:
“Ya se iba la luz. Ella parecía desvanecerse con la claridad, mezclarse con el cielo y las nubes, retroceder y ocultarse detrás. Yo quería alzar la voz por encima de los gritos de las gaviotas y preguntarle: Marilyn, Marilyn, ¿por qué todo tuvo que salir así? ¿Por qué es una mierda esta vida?”.
- TC: Yo diría…
- M: No te oigo.
- TC: Diría que eres una hermosa niña.
Capote escribió la crónica en el año 1979. Apago el televisor.