Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche. En nombre de la ‘moralidad y la lucha contra la corrupción’, 105 congresistas vacaron al mandatario Martín Vizcarra y hoy van a colocarle la banda presidencial al titular del Congreso, Manuel Merino de Lama. La coyuntura no puede ser más traumática: un peligroso posible rebrote de coronavirus ante la cercanía del verano y la concurrencia masiva a las playas y, por otro lado, la irrupción de la mortal difteria. Y junto a ella, la caída en picada de nuestra economía que, poco a poco, el equipo de la ministra María Antonieta Alva luchaba por reactivar. La mayoría de la población, la que más ha sufrido la devastadora pandemia, se oponía a cualquier intento de sacar al mandatario (80%, según Ipsos Perú). Y muchos se preguntaban ¿tendrá el tumbesino Merino de Lama, profesionales competentes como Pilar Mazzetti, quien lidera la lucha contra la pandemia desde hace meses?
No resultaba lógico embarcarse en esta aventura de paralizar toda actividad del gobierno contra la crisis, por la ambición estratosférica de un titular del Congreso y una pandilla de políticos con tremendos ‘chicharrones’, quienes le ‘comieron el cerebro’ al acciopopulista, prometiéndole lo que ahora ha conseguido. ¿Pero a qué costo? Uno no podía dejar de sonreír sarcásticamente cuando escuchaba a ciertos congresistas llenarse la boca hablando de ‘luchar contra la corrupción de Vizcarra’. Uno de ellos, el ‘promotor’, José ‘Pepe’ Vega, quien tiene audios con César Hinostroza en un ‘faenón’ para sacarle la vuelta al Jurado Electoral.
Pero él es solo el ventrílocuo, pues el que ‘ronca’ y promovió la vacancia fue Antauro Humala, el preso que en un audio anunció: ‘se va Vizcarra y piden mi libertad’. En realidad, fue una conspiración siniestra que hubiera fracasado otra vez, sino hubiese contado con la participación de César ‘Plata como cancha’ Acuña. El norteño tenía los votos para decidir si iba o no la vacancia. Primero dijo que no la apoyaba y después, por cálculos políticos, le clavó un puñal por la espalda al moqueguano con la complicidad de los legisladores de su bancada, Omar Chehade y la toledista Carmen Omonte.
VIZCARRA SE QUEMÓ SOLO: Pero, a decir verdad, uno de los grandes responsables de toda esta terrible crisis política también es el propio Martín Vizcarra. Esto se venía venir desde que el mandatario y su ministro Salvador del Solar, los padres putativos de este Congreso probeta ‘disolvieron’ el Parlamento anterior. El jefe de Estado promovió que llegaran ‘joyitas’ como Edgar Alarcón, quien grabó a un ministro de Economía. Él presentó audios que hicieron pisar el palito a Martín, quien negó en conferencia de prensa en Palacio que nunca había recibido al ‘gelatinoso’ ‘Richard Swing’, pero las grabaciones demostraron lo contrario y lo involucraron en el delito de obstrucción a la justicia. Sin embargo, persistió en las mentiras. Juró por las mil vírgenes que nunca se reunió con el siniestro operador keikista, Antonio ‘Toñito’ Camayo, un hombre que le desgracia la vida a todos los que tienen negocios turbios con él: César Hinostroza, Keiko, Becerril, todos inmersos en investigaciones en las que el impresentable ‘Toñito’ también está hasta el cuello.
Ahora el dueño de Iza Motors embarró a Vizcarra por una foto de ambos que fue negada por el mandatario. La foto era auténtica y los legisladores argumentaron que demostraba ‘incapacidad moral’ por mentiroso. Los chats, si bien no mostraban pruebas de entregas de dinero, también lo dejaban como un embustero, porque ante la periodista Rosana Cueva aseguró que con el exministro de Agricultura, José Hernández —hoy su principal acusador—, solo lo unía una relación ‘profesional’, pero los chats demostraban que tenían una gran amistad y eran hasta ‘socios’. El pueblo debió sentirse decepcionado del moqueguano, pues esas comunicaciones del celular de Hernández pintan al jefe de Estado también como un hombre desleal que, en coordinación con su ‘amigo’, conspiró con el fujimorismo (Héctor Becerril), para dejar sin piso a PPK y ceñirse la banda presidencial.
Vizcarra cayó porque ‘el pasado no perdona’. Anunció a su salida de Palacio que se iba a su casa y que no tomaría acciones legales para quedarse. Lamentablemente él se va y los peruanos nos quedamos a la deriva con unos impresentables politicastros. Apago el televisor.