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Este Búho cree, como cantaba el gran Federico Moura del grupo Virus, que ‘el destino es circular’, que todo vuelve a repetirse. Pienso así cuando leo una pequeña noticia en Trome, que en Estados Unidos la policía reabrió el caso de los tres presos prófugos de la tenebrosa isla-penal Alcatraz, llamada también la ‘Roca’, después de sesenta años.
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Nunca nadie había fugado del tétrico penal hasta que en junio de 1962, tres peligrosos convictos se escaparon y nunca fueron encontrados. La policía publicó las fotos de edad avanzada, de los tres fugitivos, creyendo que podrían estar vivos.
Los rostros avejentados de Frank Morris, Clarence y su hermano John Anglin han sido distribuidos por toda Norteamérica por el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, que aún los busca a pesar que, de estar vivos, serían unos viejitos de más de noventa años.
La insistencia de los alguaciles contrastó con la investigación del FBI que cerró su expediente en 1979, luego de una investigación de 17 años. La versión oficial de los federales fue que los prisioneros probablemente se ahogaron en las frías aguas de la bahía mientras intentaban llegar a la costa con una balsa que se desinfló y fue encontrada flotando en el mar, además de encontrar otros efectos personales de los fugados.
Concluyeron que habían muerto por hipotermia y sus cuerpos fueron arrastrados mar adentro por la rápidas corrientes de la Bahía de San Francisco. Sin embargo, el FBI brindó su conclusión final sin conocer el testimonio de Marie Anglin, hermana de los dos evadidos, quien declaró a los periodistas que sus hermanos estuvieron en el entierro de su madre en 1973 ¡disfrazados de mujeres!
El caso llegó hasta la televisión mundial cuando en el 2015 History Channel presentó un documental sobre la fuga de Alcatraz, donde exhibieron evidencias que probarían que la fuga se realizó con éxito. Otro programa, ‘Alcatraz: Búsqueda de la verdad’, fue más allá y presentó tarjetas de Navidad firmadas por John y Clarence, y una grabación donde un amigo de infancia de los Anglin, Fred Rizzi, señalaba que se encontró con ellos en Río de Janeiro, Brasil, en 1975 y se tomó una foto con ambos en una granja.
Esa evidencia llegó a manos de expertos en reconocimiento facial, quienes llegaron a la conclusión de que esa foto mostraba realmente a los convictos evadidos. ¿Cómo fue que se planificó la famosa fuga? Hubo una película emblemática sobre el tema que este columnista vio en la cazuela del cine Mirones, hoy convertido en edificio de departamentos.
LA PELÍCULA CON CLINT EASTWOOD
FUGA DE ALCATRAZ (1979): La vi joven y me impactó. El ‘señor violencia’ Don Siegel dirigiendo a un grande, Clint Eastwood. Está considerada una de las grandes películas sobre fugas carcelarias. No solo porque se trató de un hecho real: La fuga de Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin de la ‘prisión más segura del mundo’, la tétrica y temida prisión de Alcatraz, de máxima seguridad, donde depositaban a los criminales más peligrosos del país, como los mafiosos Al Capone, Mickey Cohen o ‘Metralleta’ Kelly.
Cuando el alcaide recibía a los presos les decía cachacientamente: ‘Ni piensen en escapar. O los matan los guardias antes de llegar a la playa o el mar traicionero los convertirá en alimento para peces carroñeros en el fondo del mar’.
El filme es un thriller de mucho suspenso. Trata de cómo el astuto Frank Morris (Clint Eastwood), un criminal experto en fugas, les dijo a los hermanos Clarence y John Anglin: ‘Creo cómo poder salir de aquí’. Ellos ya se conocían por haber estado encarcelados en prisiones de Georgia y Florida.
La película muestra a Morris como un hombre dotado de una inteligencia superior. Hicieron unas máscaras de yeso y se fugaron por unos ductos de aire. Alcatraz fue clausurada un año después de la fuga y hoy es una de las principales atracciones turísticas de San Francisco. Inclusive fue recreada en el taquillero filme ‘La Roca’ (1996), dirigido por Michael Bay, con Sean Connery y Nicolas Cage.
Hoy es un museo donde los visitantes pueden ingresar a las celdas de Morris y los hermanos Anglin. Las máscaras de yeso siguen allí intactas. Y los ductos de aire han sido acristalados para que el visitante vea cómo los fugados introdujeron sus cuerpos en ellos. Pero lo que no dicen los guías es el destino de los tres fugitivos. Nunca más se supo de ellos, ni sus cuerpos fueron encontrados ahogados en el mar. Apago el televisor.
