Este Búho continúa analizando el caso del asesinato de Junior Tarazona Acher, alias ‘Jota’, sindicado por la policía como el capo del narcotráfico en el Callao, en la modalidad de ‘preñar’ containers con cocaína de alta pureza para ‘exportarlos’ a Europa. Por el control de este millonario negocio se desató una verdadera guerra en los bajos fondos chalacos, que salió a la luz la noche en que atentaron contra la lujosa camioneta Porsche de Gerald Oropeza, en el 2015.
Desde esa fecha no solo los nombres de ‘Tony Montana’ y Gerson Gálvez ‘Caracol’ saldrían en las noticias de TV y en las primeras planas de los diarios. También el alias de ‘Jota’ abandonó el anonimato como el que habría ejecutado el atentado. Veamos cómo se inicia esta ingeniosa modalidad de sacar la droga del país.
LOS ‘PREÑADORES’: La olla de podredumbre se destapa cuando delincuentes prontuariados, extorsionadores, asesinos, comercializadores de droga y sicarios como Gerson Gálvez (a) Caracol ingresan al negocio a sangre y fuego. Gerald Oropeza era otro empresario de fachada legal, hijo de un dirigente aprista asesinado por Sendero, quien manejaba a la perfección el negocio de ‘preñadores’ y era envidiado por ‘Caracol’.
Oropeza había tomado la idea del padre de Renzo Espinoza Brissolesi, ‘Renzito’, el líder de su escuadrón de sicarios. El padre de ‘Renzito’, Luis Miguel Espinoza Oroche, alias ‘Cachito’, fue el cerebro, por su vasta experiencia laboral en el área de exportación portuaria en Enapu. Sin embargo, se pasó al lado oscuro e involucró a sus dos hijos en ese sucio e ilícito negocio, formando una lucrativa organización especializada en camuflar la droga utilizando a los tristemente célebres ‘ninjas’.
El negocio parecía ir viento en popa para todos hasta que apareció Gálvez, líder de la banda ‘Barrio King’, quien encargó a su lugarteniente ‘Jota’ eliminar a Oropeza para quedarse con el negocio, con la exposición mediática que resultó fatal para los narcotraficantes.
YA ERA UN ‘PEZ GORDO’: En el mundo de la mafia, las desgracias de unos se convierten en bendiciones para otros. En el filme Carlito’s Way, de Brian de Palma, el abogado de Carlito Brigante, David Kleinfeld (increíble Sean Penn) era un ‘pececillo’ que quería abrirse paso trabajando para los tiburones de la mafia neoyorquina. Cuando logra sacar de prisión después de cinco años a Carlito, Kleinfeld, según el FBI, ‘ya se había vuelto un pez gordo’. Algo parecido sucedió con Tarazona Acher.
Uno a uno fueron cayendo los capos del negocio: Su antiguo jefe, ‘Caracol’; su rival de amores y negocios, ‘Tony Montana’ Oropeza; ‘Renzito y su clan familiar de ‘preñadores’ y por último ‘Mac Dowall’. A los que no cayeron, se los tumbó a balazos, como a la mano derecha de Renzito, Ángelo Valderrama Aragón, ‘Angelito’. Todas las miradas apuntaron a ‘Jota’. Gerald en un audio pide que acaben con él o peor aún, que lo hagan detener. ‘Aquí cae y muere’, pensó.
Pero el narco prefirió fortalecer su organización ‘Los Malditos del Puerto’ y se convirtió en el amo del Callao. Se baja a rivales con balas o con ‘soplos a la policía’, como en la memorable escena de Carlito’s Way en la que el abogado Kleinfeld le dice al implacable investigador del FBI: ‘Oiga, Carlito ha vuelto a las andadas, está traficando nuevamente’. El detective sabía muy bien que Brigante estaba plantadazo y enamorado. Se lo comentó a Carlito, que arregló brillantemente cuentas con el traidor de su examigo. ‘Jota’, al igual que ese abogado, ‘echaba’ con la policía a rivales y clientes, y por eso se fue al suelo. La mafia no perdona. Apago el televisor.