Este Búho escribe con nostalgia en este día especial, el de Santa Rosa de Lima, ‘Patrona de América’ y de la Policía Nacional del Perú. Recuerdo que de niño nos esmerábamos para escribirle cartitas a la venerada santa para lanzarlas con devoción al ‘Pozo de los deseos’, uno enrejado y muy hondo, donde se apilaban miles de cartas de niños, jóvenes y adultos, ubicado en su santuario del Centro de Lima. El padre Rafael, del colegio ‘Santísima Trinidad’, nos decía: ‘Utilicen el diccionario, Santa Rosa no leerá cartas con errores ortográficos’. La policía también se merece su homenaje. En mis tiempos existía la Benemérita Guardia Civil y como en toda institución hubo y habrá, seguramente, ‘manzanas podridas’ que avergüenzan a la mayoría de agentes que han sabido poner el pecho para defender el país y a los ciudadanos del flagelo de la delincuencia común y de la insania terrorista. Mi homenaje a los valientes efectivos, honrados y comprometidos con su misión, entre ellos mi tío don Alfonso Espinoza, el popular ‘Limeñón’ (padre de cinco hijos, mis amigos de Pando y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos), quien a la hora de comandar a sus subalternos para enfrentarse a los más feroces delincuentes lo arriesgaba todo y no creía en nadie. Él capturó al temible asaltante ‘Loco Vicharra’, en Maranga, cuando era comisario en la década de los ochenta. Hoy está retirado, sin homenajes ni medallas, sin lujosas residencias ni casas de playa, pero con la frente en alto sabiendo que sirvió, como muchos oficiales y suboficiales, con dignidad y amor a su institución. Además, siempre fue respetuoso y fiel al lema policial: ‘El honor es su divisa’. Ingreso al túnel del tiempo para recordar algunas entrañables series policiales de ayer, tanto extranjeras como nacionales.
‘MIAMI VICE’: Michael Mann se adelantó a Pablo Escobar y los ‘Cocaine Cowboys’, y nos presentó, en los ochenta, otra Miami. Detrás de los autos lujosos, trajes de diseños de colores pastel y playas paradisíacas, se escondía el siniestro mundo de la droga, sicarios y mafias latinoamericanas. Contra ellos luchaban el ‘Teniente Castillo’ (Edward James Olmos) y los detectives, el morocho Ricardo ‘Rico’ Tubbs (Philip Michael Thomas) y ‘Sonny Crockett’ (Don Johnson), que vestían ternos de color amarillo y polos sin manga. Hasta la moda fue otra después del estilo narco chick de ‘Miami Vice’.
‘GAMBOA’ Y ‘BARRAGÁN’: Fue la respuesta de la televisión nacional a las decenas de series policiales que llegaban del extranjero. ‘Kojak’, el detective pelado; ‘Columbo’, el agente medio tuerto; ‘Baretta’, un policía cachetón; ‘Starsky y Hutch’, un par de oficiales payasos; y ‘Patrulla motorizada’, dos policías en moto, un gringo y un latino, que parecían sacados del grupo ‘Village People’. Hasta había una mujer policía que hacía correr a los maleantes, cuyo papel lo interpretaba la guapa Angie Dickinson, como ‘La sargento Pepper’. La serie nacional ‘Gamboa’ fue concebida en la época de oro de Panamericana Televisión. Su director fue Lucho Llosa y el protagonista no era un policía de uniforme, sino un teniente de la entonces Policía de Investigaciones del Perú (PIP), que se batía ante la creciente ola delincuencial que azotaba Lima, después que los militares dejaron el gobierno. Para que no se molestaran los uniformados de la Guardia Civil de la época, Panamericana también emitió ‘Barragán’, cuyo héroe era un capitán bigotón y con uniforme. Pero, definitivamente, ‘Barragán’ no pegó, y sí ‘Gamboa’. Todo por la gran actuación del personaje principal, Eduardo Cesti, un actor que provenía de las canteras de teatro y que Llosa logró, contra la opinión de ‘Papaúpa’, imponerlo en el papel del ‘Teniente Gamboa’. Cesti se inspiraba en detectives tipo ‘Columbo’ (Peter Falk), siempre acompañado de su fiel ayudante, el ‘galán’ Jorge García Bustamante, como el ‘Alférez Maldonado’. ‘Gamboa’ marcó época. Actuaban bellas mujeres, como la villana Lourdes Berninzon, y como una policía femenina, la primera de la tele nacional, la ojiverde Diana Quijano, que hoy triunfa en los Estados Unidos. Y también la recordada chiquilla Marilda Castro, en un capítulo alucinante: ‘El rapto de la novia’, cuyo guion lo escribió Mario Vargas Llosa, tío de Lucho Llosa. Eran otras épocas, pero la delincuencia está incontrolable y nos encomendamos a Santa Rosita y a lo mejor de la policía para hacerle frente. Apago el televisor.
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