Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche. Me parece increíble que la democracia sea tan boba en el Perú y tenga como presidente del Jurado Nacional de Elecciones a Jorge Salas Arenas, quien ‘peca de ingenuidad’ y dice que no existe relación entre el partido A.N.T.A.U.R.O. y el psicópata Antauro Humala que estuvo preso por asesinar a cuatro policías. La democracia debe defenderse antes que la dinamiten.
Esto no viene de ahora. Desde antes que salga de su prisión dorada advertí que, cómodamente instalado en su celda del penal chorrillano de Virgen de la Merced, Antauro digitaba, planificaba y ordenaba a sus hordas etnocaceristas infiltrarse en cualquier conflicto social que surja en Lima o provincias. La idea era incendiar la pradera.
Estuvo condenado a 19 años por el ataque armado a la comisaría de Andahuaylas. A las cuatro de una madrugada del primero de enero del 2005, 170 etnocaceristas, comandados por el mayor Antauro Humala, tomaron Andahuaylas y se enfrentaron a la Policía, que intentó imponer el orden. Pretendía derrocar al presidente Alejandro Toledo. Los alucinados subversivos mataron a cuatro policías.
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En la actualidad Antauro ya no está solo. Hay un grupo de politicastros que lo apoyan en su quimera de llegar a la presidencia o, en todo caso, de manera oportuna quieren que los arrastre como locomotora al próximo Congreso. ¿Se imaginan la cantidad de descerebrados que podrían llegar al próximo Parlamento? Algunos de los ‘mecenas’ de su movimiento, como Virgilio Acuña, hermano de César ‘Fue copia, no plagio’, y Amaro Romero, el tristemente célebre ‘Come oro’.
LA INFLUENCIA DE DON ISAAC
Pero, ¿en qué momento Antauro Humala dejó de ser un oficial que vestía el glorioso uniforme del Ejército peruano para convertirse en un desquiciado asesino de policías? Este Búho cubrió las dos campañas electorales de Ollanta Humala y me di cuenta cómo su padre, el patriarca don Isaac, adoraba a Antauro. El viejo abogado que fue militante comunista e ‘instructor’ de los cachimbos sanmarquinos Mario Vargas Llosa y el sociólogo Héctor Béjar. En ‘El pez en el agua’, Mario Vargas Llosa recuerda esa época: ‘El animoso Isaac, que en sus discursos hablaba infaliblemente de los ilotas de Grecia y de la rebelión de Espartaco’.
Luego el patriarca militó en el MIR del guerrillero Luis de la Puente Uceda, pero se retiró porque consideraba que no debía enfrentarse al Ejército, sino infiltrarse en él, ‘porque en el Ejército hay militares héroes como Andrés Avelino Cáceres’. Por eso hizo ingresar a sus hijos Ollanta y Antauro a la Escuela Militar de Chorrillos, para que concluyan la labor que no pudo hacer Juan Velasco Alvarado.
Pero al fundar el Partido Nacionalista le impregnó un tinte racista al reivindicar como ‘la clase dirigente’ a la raza cobriza. Su preferido era Antauro por ser ‘más consecuente’. ‘Ollanta es un pisado que se deja mandar por su mujer, que está borrachita de poder’, expresó sin pelos en la lengua cuando Ollanta estaba en Palacio. ¡Cómo no se iba a producir una ensalada cerebral en el díscolo Antauro!
Pero el grado de fanatismo de la familia de Ollanta y Antauro se elevó a decibeles incalculables cuando al expresidente Ollanta Humala y a Nadine se les vinculó con los millonarios sobornos de Odebrecht. Desde la prisión le escribió una carta: “Hermano, suicídate. Es lo mejor que te tocaría hacer en caso de que tengas una pizca de dignidad”. ¡Qué tal familia! Ahora el Jurado Nacional de Elecciones se alista para darle luz verde. Lindo mi Perú. Apago el televisor.
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