Este Búho acaba de ver la tercera temporada de una notable serie argentina, ‘El marginal’, que se convirtió en boom internacional cuando la adquirió Netflix. Esta, una producción escrita por Adrián Caetano, dirigida por Luis Ortega, y con Sebastián Ortega como productor ejecutivo, para la compañia Underground, es impresionante. Y no solo ha batido récords de audiencia en Argentina, pese a su contenido de brutal violencia, sino también por el guion y las notables actuaciones. Como no podía ser de otra manera, todo sucede dentro de un penal, el tétrico San Onofre, de una atmósfera claustrofóbica. Ingresemos al túnel del tiempo y repasemos las dos primeras temporadas.
En la primera, a Miguel Palacios, un expolicía, lo sacan de un penal policial de provincias y lo llevan a Buenos Aires, donde termina dormido en un cuarto con dos tipos asesinados. Hecho en el que lo involucran y, sin saber cómo, es encarcelado en la prisión de San Onofre por doble homicidio. Allí recién se entera de que un juez corrupto, Lunatti, lo metió en la cárcel para que se infiltre en la banda del líder del penal, Mario Borges, porque está seguro de que tienen secuestrada a su hija dentro del presidio. ‘Si no la encuentras te pudres adentro’, lo conmina. Allí Palacios verá cómo el alcaide del penal, Sergio Antin, mantiene una estrecha alianza con Borges, al punto de que les permite salir del recinto a miembros de su banda para realizar ‘trabajitos’. Mientras el ‘Capo’ y sus secuaces, su hermano ‘Diosito’, un personaje delirante que siente una atracción por Palacios, viven como reyes con TV plasma, videojuegos y bar. En los techos, la chusma, llamada ‘Sub 21’ habita en covachas y odia a los ‘taitas’ porque tienen el monopolio de la droga, el licor, la comida y la prostitución. La temporada termina con el sangriento ‘Motín de las palomas’, donde los Borges organizan una masacre contra los ‘Sub 21’, asesinando a sus principales líderes, muchos de ellos achicharrados. Palacios logra escapar disfrazado de un bombero herido.
La segunda temporada, misma ‘Guerra de las galaxias’, transcurre tres años antes que la primera. En ese tiempo el ‘taita’ de San Onofre es ‘El Sapo’, un tipo obeso hasta la indignidad y la ofensa, además es un sicópata asesino. Mantiene una alianza con el alcaide Antin, pero le juega sucio y el funcionario bendice que la banda de los Borges llegara al penal y están ubicados en las covachas de la ‘Sub 21’. Cuando ‘El Sapo’ manda dinamitar el auto del alcaide por un problema de ‘negocios’, este recurre a Borges, quien se hizo respetar en el pabellón de la chusma, y le ofrece ser socios a cambio de que le traiga la cabeza de ‘El Sapo’, cosa complicada porque entre sus guardaespaldas hay un asesino extremo y sanguinario, ‘El Pantera’. Sin Palacios, el héroe es un médico pitucón acusado de un crimen que no cometió y termina protegido por los Borges. Este es un personaje clave en el desenlace y la temporada terminará, otra vez, con un sangriento motín.
La tercera temporada que les comentaré, se ubica un año antes del secuestro de Luna, la hija del juez corrupto Lunatti, por los Borges. En este tiempo, los Borges han acumulado un tremendo poder después de eliminar a ‘El Sapo’. Mantienen un lucrativo negocio de elaboracion de cocaína que camuflan en prótesis mamarias que envían al extranjero. Todo gracias a que aterrizó en la cárcel un reputado químico que asesinó a su esposa, su cuñada y su suegra. Todo esto, por supuesto, con el visto bueno del alcaide Antin. La ‘Sub 21’ al enterarse de los negocios del ‘Capo’ maquina un plan para acabar con él y su negocio. Borges acumula millones de dólares guardados por su esposa y su cuñado. Pero está más ilusionado porque el juez Antin -otro de los socios en este negocio de narcóticos- va a ordenar su libertad junto a la de su hermano ‘Diosito’. Sin embargo, el día en que los dos van a salir libres, sucede algo imprevisto que trastocará la vida de todos los habitantes del tétrico San Onofre. No les cuento el final, pero les aseguro que fue tan bueno que habrá una próxima cuarta temporada.
Apago el televisor.