El ‘Cholo’ Sotil en la Copa América
El ‘Cholo’ Sotil en la Copa América

Este Búho es futbolero desde que tiene uso de razón. Recuerdo que de niño ‘pichangueaba’ en las pistas de mi barrio hasta la madrugada. El fútbol nunca fue para mí ‘el opio del pueblo’, como decían algunos ‘mongos’ en mis tiempos de San Marcos. Siempre ha sido parte de mi vida y, ahora de adulto, no dejo de emocionarme cuando juega la selección peruana. Así gane o pierda.

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La salida de Renato Tapia, uno de los mejores jugadores del equipo, me deja un sinsabor. Creo que el volante debió poner todo de su parte para jugar la Copa América, al margen de que el presidente de la Federación Peruana de Fútbol me parece un tipo impresentable.

Después comentaré más de este tema. Por ahora prefiero entrar al ‘túnel del tiempo’. La noche del 28 de octubre de 1975, el gran Chumpitaz y el ‘Cholo’ Sotil lloraron ante la Copa, pero de inmensa alegría. En aquel polvoroso y marchito grass del estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, Perú acababa de ganarle la final a Colombia con golazo de Sotil.

Chumpitaz recordó las duras condiciones en las que aquellos jugadores afrontaron el torneo. “Viajábamos en buses. Para aclimatarnos y jugar con Bolivia nos fuimos a Juliaca. Y un avión de carga nos trasladó a La Paz. Pero la unión de los jugadores, de los dirigentes y todos los que estábamos involucrados influyó en la obtención del título”, rememoró hace unos años.

Pero hubo alguien que cambió la historia y ese fue Hugo Sotil. Los dirigentes catalanes del Barcelona negaron ceder al jugador desde el inicio del torneo, pues no había ‘fecha FIFA’ como hoy. En Barcelona, Sotil no podía dormir en su lujoso departamento. Había jugado un gran partido frente al Racing de Santander, pero ni por eso los directivos le autorizaron el viaje. Entonces se levantó de la cama y llamó a su casa en La Victoria. En Lima era mediodía y su madre estaba cocinando. A ella le dijo: “Viejita, me voy a Caracas, primero está mi país”.

Antes de embarcarse en el vuelo a la capital venezolana, entró al ‘Duty Free’ y compró treinta relojes suizos bañados en oro. Luego se sumió en un profundo sueño donde se veía anotando el gol del campeonato. Del aeropuerto llegó a la concentración.

El primero en reconocerlo fue el marcador de punta José Navarro, ‘Navarrito’. “‘Cholo’, qué haces acá, ¿has venido a hacernos barra?”. El ‘Cholo’, que había sido su compañero en Municipal, sonrió y le entregó su relojazo de oro. Y así a toda la delegación. Hubo fiesta y Marcos Calderón, el entrenador, lo llamó a un costado: “‘Cholo’, mañana juegas”. Aquella noche mágica, justamente Sotil recogió un rebote de una jugada del ‘Nene’ Cubillas y se la clavó a un Zape que parecía imbatible. Fue el gol del campeonato. Sotil no regresó a Lima para las celebraciones.

Llegó a la concentración del Barcelona y, al toque, el gerente deportivo le dijo con cara seria: “El presidente quiere hablar contigo, ‘Cholo’”. Sotil contó: “Pensé que me iban a multar o a rescindir contrato, pero ni bien entré, me abrazó y me felicitó por lo que había hecho por mi país y el gol. Abrió un cajón y me dio un cheque de diez mil dólares. ‘¡Anda, celebra con tus paisanos, tienes tres días libres!’, me dijo”.

Un premio para un tremendo jugador que siempre dio todo y más por su selección. Así como Trome, que da todo por sus lectores y llegará a Estados Unidos para cubrir la Copa América a nuestro estilo. Deberían invitar a ‘Chumpi’ y al ‘Cholo’. Dos históricos. Apago el televisor.

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