Este Búho verá hoy por televisión el inicio de un nuevo Mundial. Esta vez el de Qatar 2022. Mis fieles lectores me escriben que no tienen muchas expectativas por esta justa mundialista porque no está Perú. ‘Escribe sobre alguno donde sí haya participado la blanquirroja’, me piden. No puedo dejar de recordar el gran Mundial de España 82, como cantaba Charly García: ‘La televisión a color está en las vidrieras’.
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Veíamos las Eliminatorias en televisores a color Sony, Panasonic, Quintrix, Phillips y el coreano Starex, y hasta el viejito técnico brasileño de Perú, Elba de Padua Lima ‘Tim’, salía en un comercial de Ajinomoto, con ‘el toque de sabor’, con jugadas de Barbadillo, Uribe y compañía. Con un equipazo que tenía como estrella al ‘Diamante’ Julio César Uribe, eliminamos en 1981 a Colombia y a la siempre poderosa Uruguay, a la que le ganamos en un partidazo en el mítico Centenario.
Esa tarde cantamos el himno de aquella Eliminatoria, la inolvidable composición de José Escajadillo ‘¡Perú España 82!’. Luego nos iríamos a ‘gorrear’ carro para llegar a Panamericana y al óvalo de Miraflores. Uribe había sido el diez perfecto, Teófilo Cubillas solo participó en el primer partido de la Eliminatoria, falló un penal ante Colombia, pero ‘Tim’ lo convocó y ¡le dio la diez! Pese a que Perú hizo una excelente gira de preparación, en la llamada ‘Gira de tres continentes’ y hasta le ganamos a la poderosa Francia de Michel Platini en el mismísimo ‘Parque de Los Príncipes’, donde no jugó el ‘Nene’ y Uribe brilló, el entrenador brasileño lo colocó de titular en la Copa del Mundo. El grupo se partió por ese cambio.
Empatamos con Camerún, igualamos en un partidazo con Italia 1 a 1 -futuro campeón- y recuerdo que vimos ese cotejo con mi mancha de ‘lagartazos’ de la Unidad Vecinal Mirones, en la casa del flaco José García, enfundados en una tremenda bandera de Perú y cantamos con fervor el Himno Nacional. Era una reunión especial porque la mayoría ya estudiaba en los primeros ciclos de la universidad y no nos juntábamos como antes.
Corría el segundo gobierno de Fernando Belaúnde y ya explotaban los ‘bombazos’ de los miserables de Sendero Luminoso. Pero pese a todo, el fútbol nos daba alegrías. Recuerdo que ese día terminamos en la ‘La esquina de la televisión’ de Panamericana. Pero antes nos fuimos a la licorería del barrio, ‘La Curva’, donde vendían puros tragos preparados, a comprar sendas botellas de ‘Ronco’, una infame combinación mortífera de ron y anisado, que pasaba suave y dulcesito pero era recontra trepador. Lamentablemente, en el último y decisivo choque terminamos goleados 5 a 1 con Polonia. Aquella vez ya nadie respetaba al técnico ‘Tim’. Uribe y Barbadillo se pararon solitos del banco de suplentes e ingresaron a jugar. El único gol peruano lo hizo Guillermo ‘El Tanque’ La Rosa.
Alemania y Francia brindaron, en semifinales, el mejor partido, qué digo, partidazo, de ese Mundial y uno de los mejores de la historia de los mundiales. Fue en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla. Francia representaba el talento y el arte de Platini, Giresse, Tigana, Rocheteau, Tresor. Y Alemania la arrolladora potencia de Rummenigge, Fischer, Breitner y el habilidoso Littbarski. El partido tuvo de todo: Seis goles, golpes, cambios en el dominio del juego, tiempo suplementario, una remontada increíble y como colofón una infartante definición por penales.
En el primer tiempo ganaba Alemania con anotación del habilísimo Littbarski. Francia reaccionó y una gran habilitación de Platini a Rocheteau lo dejó solo, pero le cometieron penal que transformó Platini. En el complemento el golero alemán Schumacher cometió una criminal falta contra Battiston, pero el arbitro no lo amonestó y el jugador salió lesionado. Indignante. Los franceses jugaban mejor y pudieron ganar con un tiro de Amorós que dio en el palo, pero se fueron a un increíble suplementario. Francia salió arrolladora y en ocho minutos ganaba 3 a 1 con golazos del moreno Tresor y Alain Giresse. Parecía que el partido estaba definido y los españoles hinchaban por Francia, pero los alemanes no resignaron la derrota. Rummenigge y Fischer empataron forzando la definición por penales.
En la ruleta rusa fallaron los franceses Six y Bossis, y el malero Schumacher terminó como héroe al atajar un penal. Fue una batalla épica que será recordada por siempre. Ese Mundial español dejó como estrella indiscutible al italiano Paolo Rossi, el goleador. Pero descollaron el alemán Rummenigge, los brasileños Zico, Sócrates, Falcao, el polaco Boniek, entre otros astros. La decepción resultó el argentino Diego Maradona, astro del Barcelona, en su primer Mundial donde no brilló como se esperaba y terminó expulsado. Este columnista no volvería a ver a una selección peruana en un Mundial hasta 2018 en Rusia. Tuvieron que pasar 36 años. Una eternidad. Y hoy no puedo dejar de sentir algo de rabia por haber quedado eliminados ante un mediocre equipo australiano. Apago el televisor.