Este Búho se llenó de nostalgia al ver un despacho del equipo de enviados especiales de América Televisión a Seúl, para cubrir el partido de hoy entre Corea del Sur y Perú. El reportero ‘mosca’ tuvo la feliz iniciativa de presentar un reportaje del mítico coliseo cerrado de la Universidad de Hanyang, recinto donde se jugó en 1988 aquella épica final por la medalla de oro del vóley femenino entre las selecciones de Perú y Unión Soviética (hoy Rusia). Fue un partido infartante que culminó de forma dramática con una batalla a cinco sets.
Al inicio parecía que las dirigidas por Man Bok Park vencerían fácilmente a las soviéticas, pues ganamos los dos primeros sets y en el tercero les llevábamos nueve puntos de ventaja y estábamos a punto de ganar la presea dorada. Hasta que el entrenador ruso, el energúmeno Nikolai Karpol pidió tiempo y violentamente profirió una andanada de gritos en la cara de Irina Smirnova, su mejor jugadora. Los traductores aseguran que no solo le mentaba la madrecita a la pecosa voleibolista que lloraba, sino que además de insultarla en el idioma de Putin, la amenazaba con mandarla a ella, su esposo y sus hijos a un campo de concentración en Siberia si perdían. Las europeas salieron distintas y se convirtieron en una máquina que acabaron ganándonos tres sets seguidos y nos arrebataron el oro.
El reportero, al mostrarnos el coliseo universitario conservado en perfecto estado, nos hizo recordar cómo vivimos ese partido en pijama, viéndolo con la vibrante narración del maestro Lucho Izusqui Tataje. Ese día, todo el país lloró en pijama. Pese a perder, esa medalla de plata constituyó la más grande gesta de un deporte colectivo peruano. Jugamos partidos memorables a cinco sets contra Japón, Estados Unidos, China y la final con las soviéticas, choques que están considerados como los mejores en la historia del vóley mundial.
Las seleccionadas del vóley de Seúl 88 son historia pura
Mención aparte merece ese partido con China, cuando las asiáticas tenían sentenciadas a muerte a nuestras chicas: 14 contra 9 y en una reacción alucinante, bajo la batuta de la extraordinaria Cecilia Tait, seguida por una monumental Gaby Pérez del Solar (ambas elegidas en el equipo olímpico ideal), Gina Torrealba, Rosa García, Denisse Fajardo, Natalia Málaga y Cenaida Uribe, entre otras, dieron vuelta al marcador 16-14 para pasar a la gran final, ante el loquerío del coliseo coreano que de corazón apoyaba a nuestra selección. ¿Quién no se emocionó ante esas hazañas? Este Búho volvió a ver ese coliseo lleno por YouTube y repasó masoquistamente una vez más la final con Unión Soviética, y se me humedecieron los ojos.
Recuerdo que las seleccionadas llegaron muy temprano a Lima con sus medallas de plata colgadas en el cuello y desde la escalinata del avión las recibió un enjambre de fotógrafos y autoridades. Y en bus descapotable recibieron la ovación multitudinaria por las avenidas Faucett y Colonial, siendo saludadas por el pueblo que siguió por TV de madrugada su gran campaña. En el Estadio Nacional esperaban 45 mil asistentes que llegaron a darles un merecido homenaje. El coreano Man Bok Park hizo un equipo de todas las sangres, fomentando una competencia sana entre morenas y ‘coloradas’. Allí estaban Cecilia Tait, Gina Torrealba, Cenaida Uribe, Denisse Fajardo, Rosa García, Sonia Heredia, Miriam Gallardo, Luisa Cervera, Gaby del Solar, Natalia Málaga, Katherine Horny y Alejandra de la Guerra. Un famoso periodista cubano, cuando vio llegar a la delegación peruana a Seúl, sentenció: ‘Perú, con Man Bok Park, ha hecho de su selección un café con leche, chico. Van a llegar lejos’. Apago el televisor.