Este Búho leyó en trome.pe una noticia que me llamó la atención. La superbanda coreana de K-pop BTS, que hasta la fecha tiene 32 millones de discos vendidos, anunció que se separan ‘temporalmente’. RM, líder de la agrupación, aseguró que esta pausa los ayudará a crecer como artistas y como personas.
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‘Así que necesito pensar y tener un tiempo solo, y entonces esos pensamientos pueden madurar en algo únicamente mío’, escribió en un mensaje a sus fans. Inmediatamente pensé en mi hija que hoy tiene 16 años, pero que integra de hace varios la llamada ‘Army’ (fanáticas) del grupo que debutó en el 2013.
Recordé cuando ella a los doce me pidió algo inusual: ‘Papá, veo que escribes en tus columnas sobre grupos de rock, como el del cantante de Queen, el de la película. Mis amigas me dicen que por qué no escribes sobre nuestro grupo favorito, BTS, de Corea del Sur’.
Entonces comencé a explorar la expresiones musicales de las nuevas generaciones. No todo era reguetón o perreo como creía y, felizmente, mi cachorra optó por seguir una opción musical mucho más melódica y menos agresiva como es el K-pop.
Y descubrí que no solo mi hija era fan de ese grupo, todas sus amigas tenían como ídolos a los siete jóvenes surcoreanos y como ellas, miles en todo el país y millones en el mundo. Cuando ingresé a su dormitorio, estaba lleno de afiches del grupo, muchachos con cara de chibolos, aunque sus edades oscilan entre los veinte y veinticinco años.
EL PRIMER GRUPO COREANO NÚMERO UNO DE VENTAS EN ESTADOS UNIDOS
Eso sí, sus seguidoras eran adolescentes. Para este columnista, hasta antes de la conversación con su chibola, eran unos completos desconocidos, pero ya eran un fenómeno a nivel mundial. Ese año ganaron los premios Billboard al ser el primer grupo coreano en llegar al número uno de ventas en Estados Unidos con su álbum ‘Love Yourself: Tear’.
Jin, J-Hope, RM, Ji-min, Suga, V y Jung-kook llenaban todos los estadios donde se presentaban. Con giras mundiales por Corea, Japón, Europa, Estados Unidos hasta el 2020 cuando se gestionaba una gira a Sudamérica, pero se interpuso la maldita pandemia.
También recuerdo que antes que se proyectaran sus conciertos en vivo en los Cineplanet, llevé a mi hija a unos eventos realizados los fines de semana en el coliseo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, en Pueblo Libre. Fue una jornada maratónica, donde las fans pagaban 25 soles para ingresar y les entregaban un póster del grupo.
Era un espectáculo que incluía una feria para adquirir souvenirs, desde pines hasta costosas poleras, calzado, tazas, vasos, polos y muñecos de los coreanos. Padre que iba solo con el dinero de la entrada, perdía por goleada. El negocio era la venta de recuerdos que tanto desean las fans, además de conferencias sobre el grupo, proyección de documentales, conciertos y al tener una duración de diez de la mañana hasta las nueve de la noche, contaba con un patio de comidas donde vendían sopa ramen coreana y otros platillos del país de la Daewoo.
Me tomé el trabajo de analizar la temática de sus letras. Hablan de la ansiedad y de los problemas de los chicos en su casa, pero sobre todo en la secundaria, el instituto o la universidad. También sobre temas recurrentes en la pubertad, la ilusión de la primera atracción o llamémosle amor, el desamor, la depresión, la ayuda ante la pérdida del ser querido, un novio o un amigo.
Si en un primer momento subieron como la espuma con los contagiantes ritmos del ‘hip-hop’ y sus alucinantes coreografías, posteriormente empezaron a incluir intensas baladas. Esa tarde-noche comprendí en vivo y en directo por qué sus seguidoras forman una comunidad internacional con sus poleras y sus lentecitos redondos, como el que me hizo comprar mi niña.
BTS significa Bangtan Sonyeondan, que en español sería ‘chicos a prueba de balas’ o ‘boyscouts a prueba de balas’. Es una pena que se separen después de nueve años, en el mejor momento de su carrera. Pero tengo que agradecerles a estos coreanos, amantes de las bromas pesadas, porque fueron un buen pretexto para ingresar y compartir el -a veces- impenetrable mundo interior de nuestros hijos. Apago el televisor.
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