Este Búho siempre tiene sentimientos encontrados cuando se acerca la Nochebuena. Tengo recuerdos maravillosos de mi infancia en estas fechas, pero a medida que uno va creciendo mira las cosas de diferente manera. Ahora soy consciente de que la Navidad para los padres y abuelos es completamente distinta a la de los niños. Es la ley de la vida. Los adultos algún día fuimos niños y muy felices en estas fiestas.
Pero no me puedo engañar, a pesar de que ningún tiempo pasado, presente ni futuro será igual, creo que el espíritu de la Navidad del siglo anterior ha desaparecido. Hace unos años, una famosa conductora de televisión, totalmente desubicada, les dijo a más de un centenar de niñitos de San Juan de Lurigancho que ‘Papá Noel no existe’.
Me imagino cómo se habrán sentido esos pequeños que estaban convencidos de que ese señor gordo y de barba blanca era quien les traía los regalos en Navidad.
Recordé un notable cuento autobiográfico del extraordinario escritor norteamericano Truman Capote: ‘Una navidad’, donde relata cómo descubrió que Papá Noel no existía: ‘Muchas cosas ocurrieron que me mantuvieron despierto toda la noche. Primero, las pisadas, el ruido de mi padre subiendo y bajando las escaleras, respirando con dificultad. Tenía que ver qué hacía. De modo que me escondí en el balcón, entre la buganvilla. Desde allí tenía una visión completa del salón, del árbol de Navidad y de la chimenea, donde todavía ardían pálidas llamas. Además, podía ver a mi padre. Caminaba a gatas por debajo del árbol disponiendo una pirámide de paquetes. Envueltos en papel púrpura, y rojo y dorado, y azul y blanco, crujían levemente cuando él los movía. Me sentía aturdido, ya que lo que veía me obligaba a reconsiderarlo todo. Si se suponía que estos regalos eran para mí, obviamente no habían sido enviados por el Señor ni repartidos por Papá Noel; no, eran regalos comprados y envueltos por mi padre. Lo que significaba que mi detestable primito Billy Bob, y otros tan detestables como él, no mentían cuando se burlaban de mí y me decían que no existía Papá Noel’.
Nunca como hoy vemos a tanta gente mendigando en las calles. La pobreza ha aumentado. No es una Navidad alegre. Tenemos un Gobierno incapaz, con una presidenta que indigna a la población cada vez que habla. No puede ser posible que malditos extorsionadores estén baleando buses llenos de pasajeros y Dina Boluarte felicite al ministro del Interior, Juan José Santiváñez, por su ‘gran labor’. ¿Se está burlando de los peruanos?
Debe ser sincera y decir que lo felicita por haber dado de baja y removido a los policías que tumbaron la puerta de su casa, cuando ellos solo recibían órdenes de la fiscalía. La gente sufre la crisis económica. Los comerciantes pensaban recuperarse este año, pero ahora tienen que pagar cupos. Así no hay país que pueda salir adelante. Solo les aconsejo que abracen a sus hijos y valoren a sus familias. Apago el televisor.
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