Radiografía de la pandemia. FOTO: GEC
Radiografía de la pandemia. FOTO: GEC

A este Búho no le sorprende que se haya levantado la cuarentena. En la práctica no se cumplía, era un ‘saludo a la bandera’. Ingreso al túnel del tiempo. El gobierno anuncia una segunda cuarentena, sin haber cumplido en entregar el ‘bono’ de 600 soles en vista de la arrasadora ‘segunda ola’. Los hospitales a nivel nacional colapsaban, nuevamente no había camas de cuidados intensivos y, por si fuera poco, otra vez escaseaba el oxígeno.

El Ejecutivo dejó un mes en orfandad a las poblaciones vulnerables. ¡¡Y todavía les pedía un nuevo encierro!! Este columnista escribió: Lo peor que pudo hacer la premier Violeta Bermúdez fue acotar, después que hizo el anuncio del nuevo encierro: ‘Solo hay que salir una hora a tomar aire, pero ser precavidos y ver por la ventana si hay gente en la calle’.

Este periodista se indignó por el comentario que reflejaba que la premier parecía vivir ‘en una burbuja’ y escribió muy molesto: Me imagino que Bermúdez se imagina que los más de treinta millones de peruanos viven en un chalé con ventanales y con vista a la calle o a los parques. Increíble la falta de empatía. Pero la respuesta del pueblo no fue lírica, sino práctica.

A pesar de que los conglomerados estaban clausurados, ‘Mesa Redonda’, ‘Gamarra’, ‘Las Malvinas’, igual los de Comas o San Juan de Lurigancho, estaban llenos de informales y compradores. Lo alucinante es que los centros comerciales, que siempre respetaron los aforos y los protocolos sanitarios, estaban cerrados. Demás está decir que miles de peruanos se quedaron sin trabajo y tuvieron que salir a la calle a ‘recursearse’. Había nacido la ‘cuarentena trucha’. Pero lógicamente, esta explosión generó una nueva ola de contagios y la curva siguió para arriba, superando, en fallecidos, las épocas más críticas de la primera ola.

Violeta Bermúdez anuncia nuevas medidas
Primera ministra anunció medidas vigentes desde el 1 hasta el 14 de marzo.

Ahora el gobierno hizo caso al pueblo y a la mayoría de epidemiólogos que sostenían que la cuarentena ya no daba ningún resultado y, más bien, a los muertos por el virus también había que sumar los muertos por el hambre.

Ojalá que ahora sí haya un estricto control policial y militar para que se cumplan los protocolos. Estas medidas van a ocasionar que la pésima disciplina ciudadana de los peruanos haga que no se mantengan distancias y, en vez de quedarse en casa, salgan ‘para pasear con la familia’.

Si eso sucede, en abril, justo para la fecha de las elecciones, podría haber una ‘tercera ola’. Pero estas son medidas desesperadas, mientras nuestro vecino del sur, Chile, ya vacunó en tres semanas a más de tres millones de personas. De ellas, un millón ochocientos mil mayores de 65 años. En el Perú, por culpa de Martín Vizcarra, todavía no llegamos a 250 mil vacunados, incluidos el moqueguano, su mujer, su hermano, German Málaga, su familia y sus influyentes amigotes VIP.

Lo más triste es que todavía no hemos vacunado en su totalidad a ‘nuestra primera línea de lucha contra la pandemia’, ni en Lima ni provincias. Y a esa terrible realidad se agrega que en las plantas de oxígeno de Puente Piedra y San Juan de Lurigancho, la gente, literalmente, se pelea por llenar sus balones. El controvertido ministro de Salud, Óscar Ugarte, anunció que recién el lunes iban a llegar 40 toneladas de oxígeno de Antofagasta (Chile).

Yo le pregunto al señor Sagasti, a Mazzetti: ¿Por qué tuvimos que llegar a esta desgarradora realidad de que la gente, teniendo balones y dinero para comprar oxígeno, vea cómo mueren su madre, padre, hermanos o esposo? Los deudos tienen muy claro que aquí hay grandes responsables con nombre propio.

Apago el televisor.


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