Este Búho observa cómo ‘Los Dinámicos del Centro’ se van derrumbando como castillo de naipes. El último lunes, la justicia ordenó captura internacional para cinco integrantes de este ‘club’ mafioso que operaba en Junín. Entre los más buscados se encuentra el impresentable Arturo Cárdenas, mejor conocido como ‘Pinturita’, por el que se ofrece ochenta mil soles para quien revele su ubicación. Según fuentes policiales, ‘Pinturita’ ya estaría en Bolivia, en el regazo de Evo Morales. Todo hace indicar que pronto se dictará prisión preventiva contra Vladimir Cerrón, presunto cabecilla de ‘Los Dinámicos’. Se espera que para eso aún no haya fugado como sus ‘camaradas’.
¿Pero cómo operaban ‘Los Dinámicos’ de Cerrón? Según investigaciones, esta orquesta delictiva -que despachaba desde la Dirección Regional de Transporte del GORE Junín- hacía negocios con la emisión de licencias de conducir. Es decir, para que cualquier ciudadano pueda acceder con ‘facilidad’ a su brevete o revalidaciones, cobraban por lo bajo. El dinero recaudado habría sido utilizado para financiar campañas políticas de Perú Libre, partido de Cerrón. Pero esta es una de las perlitas del popular ‘Doctor Anemia’ en la región del centro.
Este columnista viajó a Huancayo en mayo, durante la segunda vuelta electoral. Mucha información llegaba desde allá sobre los dos ineficientes periodos que realizó como presidente regional. Malversación de fondos, promesas incumplidas, amenazas a opositores y ataques a colegas inquisitivos. Sin más vueltas, junto al bravo reportero gráfico Giancarlo Ávila viajamos hasta la Incontrastable. Allá, para empezar, el nombre de Vladimir Cerrón generaba y genera repelencia. Me bastó conversar con tres o cuatro huancaínos para entender su indignación. En la plaza Inmaculada, un hombre me dijo sin reparos: “Ese nunca hizo nada. Se llevó la plata. Ese señor tuvo dos periodos en el gobierno regional. Por su culpa los hospitales están inconclusos, los colegios inconclusos. Lo único que ha hecho es perjudicarnos”.
El ‘monumento a la corrupción’, sin duda, es el hospital El Carmen, un elefante blanco, abandonado, a medio construir y por el que se pagó jugosos contratos. En Huancayo, Cerrón también es conocido como el ‘rey de las maquetas’, pues era su especialidad presentar proyectos en miniatura de obras que nunca ejecutaría. El puente Comuneros es otro elogio a la ineficiencia y la corrupción. Al observarlo, mi fotógrafo y yo nos preguntamos si acaso la tremenda obra había sido construida por practicantes de ingeniería, aunque ni así se pueden explicar las terribles deficiencias en sus estructuras. En 2019, Cerrón fue sentenciado a cuatro años y ocho meses de prisión efectiva por el delito contra la administración pública, en la modalidad de negociación incompatible en agravio del Estado peruano, y fue obligado a pagar una reparación civil de casi un millón de soles, que habría sido cancelada gracias al financiamiento de sus partidarios.
Allá, además, conversé con Jesús Gómez, fundador del partido del lápiz y ex brazo derecho de Cerrón. Hoy es uno de sus detractores más radicales en la región. Vio desde adentro cómo el partido se fue pudriendo. Si en un principio el objetivo de Perú Libre era mejorar el sistema educativo y de salud, me reveló, pronto fue redireccionándose hacia el nepotismo y el favorecimiento a empresas de dudosa reputación.
La mala gestión administrativa no es el único ángulo que investigué sobre el líder de Perú Libre, también su accionar contra la prensa independiente. Su nivel de intolerancia hacia el periodismo crítico lo ha llevado a niveles delictivos, según testimonios.
Desde el anonimato, un colega me comentó cómo un día mientras regresaba a casa, unos desconocidos lo interceptaron, lo secuestraron y lanzaron al río Mantaro. El mensaje fue claro, que deje de investigar la gestión del gobernador regional. A otro le dejaron un perro muerto en su casa un par de días antes de que revelara una denuncia sobre malversación de fondos. Personajes siniestros como Cerrón no merecen ni el puesto de ‘portero’ en la gestión pública. Esos personajes que abusan de su poder, que se aprovechan de sus cargos, que buscan su beneficio personal a cualquier costo, solo tienen lugar en la cárcel.
Apago el televisor.
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