Este Búho asiste a la recta final de este accidentado proceso electoral presidencial, donde quedaron los dos candidatos con mayor antivoto de los que participaron en la primera vuelta. Este columnista no votó por Keiko Fujimori ni por Pedro Castillo y ahora se verá en la obligación de votar por uno de los dos.
Esta elección es trascendental, crucial para un país en que la pandemia arrebató la vida a más de 180 mil compatriotas y los confinamientos obligados destruyeron nuestra economía y dejaron a millones de peruanos sin empleo. Para colmo, un Congreso lleno de impresentables que se dedicaron a sacar leyes temerarias cada una más populista que la otra, con el fin de conseguir réditos políticos. En este panorama sombrío se presentó este proceso electoral que ha dividido al país.
Castillo, en el epílogo de la campaña, congrega multitudes en el sur, pero Keiko estaría subiendo lentamente en los sondeos, mientras el lápiz habría llegado a su techo. Según el periodista Juan Carlos Tafur, “las tendencias indican que todo apunta a favor de Keiko, luego del debate y su juramento, va a reconquistar los sectores populares...”.
Lo que sí es seguro es que será un final ajustado y ya lamentablemente se escuchan voces que insinúan un posible ‘fraude’ y amenazan con ‘sacar al pueblo’ si los resultados no los favorecen. Allí se equivoca el candidato de Perú Libre, porque lo que menos necesita el país son enfrentamientos después de culminado el proceso electoral.
La candidata naranja se manejó mejor en el debate y en el de sus técnicos. Ha jurado que ha cambiado y no cometerá los graves actos del pasado. Promete nombrar a un primer ministro independiente y un gabinete plural. Su futuro ministro de Economía, Luis ‘El Puma’ Carranza, inspira confianza y expectativa en los sectores más golpeados por la crisis con su propuesta de otorgar más bonos de ayuda social y parte del canon minero directamente a la población. El domingo en la noche veremos si logró convencer a los electores.
Por su lado, Castillo proyecta incertidumbre. Que nombre a Juan Pari como ministro de Economía causa pánico. ¿Cómo va a manejar el sector Educación? ¿Eliminando la meritocracia y las evaluaciones a los maestros, como le exigía a la ministra Martens durante la huelga del 2017? Dice que eliminará la Sunedu, la garantía para que los alumnos no sean estafados en ‘universidades truchas’.
Los millones de aportantes de las AFP no pueden dormir ante su anuncio que las desaparecerá y esos fondos podrían perderse en un Banco de los Trabajadores. Su discurso no ha cambiado desde la primera vuelta, sigue con la ‘línea dura’, suprimir las importaciones para desgracia de los panaderos y los polleros, lo que originará la subida en los precios. Esas propuestas ya fracasaron en el país, en el tiempo del general Juan Velasco, y en la Venezuela de Hugo Chávez. No son inventos.
En el plano político, ha ‘escondido’ a Vladimir Cerrón, quien es el verdadero poder detrás del trono. El dueño del partido, quien tiene 22 congresistas que seguirán sus órdenes y si el profesor intentara hacerlo a un lado ‘sería su desgracia’, como dijo su hermano. Necesitamos un gobierno que concerte, gane quien gane, y todos los políticos deberán ponerse de acuerdo para llegar a puntos básicos por el bien del país, que merece recuperarse económicamente, vacunar a toda su población antes de fin de año, dotar de mejores servicios de salud, educación pública, inversión que generará una mayor oferta de empleo. Eso es lo que necesitamos urgentemente. El pueblo decidirá quién tiene el mejor plan.
Apago el televisor.