Hace unos días este Búho publicó una semblanza del gran ‘Chacalón’ y de inmediato recibí correos de lectores que me pedían: ‘Búho, qué esperas para escribir sobre Definitivamente el cantante de ‘Clavelito’, ‘Padre abandonado’ y ‘Gitana’ (que popularizara Marisol) o sus exitosos ‘covers’ de Leo Dan, ‘Yo qué no daría’, o Los Doltons, es el monarca de la carretera que une Lima con el Ande.

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‘Cuando ‘Chacalón’ canta los cerros bajan’, pensaba, recordando la vez que lo entrevisté en su casa frente al cementerio. Cuando Pascualillo toca en la Carretera Central, sea verano o invierno, hay desbordes, pero de emociones: alegría, llanto, canto, sed, baile, recuerdos, amor, desamor, ternura, decepción. A ese cúmulo de sentimientos le escribe y canta Coronado a sus seguidores, que son legión en el Perú y en la comunidad peruana en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

Cuando llegamos a su ‘zona de confort’, un departamento en Ate, cerca a los escenarios donde congrega a miles de fanáticos, sentí la misma sensación que cuando llegué a la casa de ‘Chacalón’, para un extenso reportaje en el año 1993. Igual que ‘El faraón de la cumbia’ o el ‘Chato’ Grados, Pascualillo es un ídolo sencillo, sin ningún tipo de pose de divo. Ingreso al túnel del tiempo de su vida.

La Historia de Pascualillo Coronado

‘Tenía solo doce años cuando dejé mi pueblito de Limapuquio, anexo de un distrito de Tarma. Ayudaba a mi mamá en la chacra, cansado, descalzo, me dolía todo, pero mitigaba mi dolor cantando’, me dice. Cuando su madre falleció y viajó a Lima con una mochilita, él le prometió cumplir su sueño: triunfar cantando. Llegó a casa de una tía y se ganaba su sustento lustrando calzado, hasta cantar en micros por unas monedas.

Desde niño tenía el ‘bichito’ por el canto. Ya quinceañero conoció a ‘Chacalón’. Era mediados de la década de los años setenta. ‘Él tuvo suerte de que lo ficharan al toque para tocar en un grupo, con promotora. Yo estaba en un grupo por aquí, por allá’. Hasta que ingresó a ‘Los Sanders’, de Naña. Luego vendría el grupo ‘Cielo Gris’ y ‘Los Biochip’. Pese a que los medios de televisión y cine se enfocaban en ‘Los Shapis’, Pascualillo logra hacerse de un público fiel a esa voz inconfundible, de chiquillo.

Una promotora lo contrata y en los noventa ya tiene su grupo ‘Pascualillo y la Estrella azul’, consolidándose como ‘El rey de la Carretera Central’. ‘En el 2000 termino con la productora y despego’, me cuenta. Forma ‘Pascualillo y la Nueva Estrella Azul’. En el 2012 viaja por primera vez a Argentina y confirma lo relatado por el ‘Chato’ Grados: ‘Mi más grande borrachera me la pegué con Pascualillo en Argentina, fueron cinco días seguidos’.

‘El ‘Chato’ me decía: Pascualillo, la cerveza Quilmes está baratísima. Yo llegaba al hotel y no te miento, el piso estaba lleno de latas de cerveza. Era mi primer viaje y, sí, nos la pegamos, pero no plantamos ningún show’. Como todo músico, ha pasado momentos trágicos.

Sullana soportó lluvia torrencial que inundó toda la ciudad
Sullana soportó lluvia torrencial que inundó toda la ciudad

‘Una noche mientras cantaba ‘Me emborracho por tu amor’, me quedé sin voz, perdí la respiración y me desmayé en el escenario’, pero al final lo que sufrió fue una neumonía severa. En otra oportunidad, en una rutinaria radiografía de pulmón, fue a recoger sus resultados y vio a un señor salir riendo con su placa. Cuando le dieron la suya, leyó aterrorizado: ‘cáncer pulmonar’.

“Me quedé devastado. Voy a morir, pensé. En eso salió una enfermera apurada y me quitó la placa. ‘Esta no es la suya, esta es la del señor que acaba de salir’. O sea, la mía era la del tipo que salió riéndose, él era el que tenía el cáncer, la mía era la sana”.

En el 2022 viajó con su grupo a Europa a tocar en una discoteca repleta en Madrid y sendas presentaciones en Bologna, Milán y Florencia, en Italia. Antes se habían embarcado en un tour por Estados Unidos llegando a tocar en Utah, donde se sorprendieron al ver la discoteca llena de peruanos que coreaban sus temas. El maestro tiene un hijo, Pitty Coronado, que canta con el mismo timbre de voz que su padre. En realidad parece imitarlo. Una vez, en una presentación, Pascualillo gritó: ‘¡No habrá Pascualillo Jr., el día que yo me muera, me voy con mi voz y mis canciones!’.

Parecía una indirecta a Pitty. Cuando abordé el tema me respondió: ‘A mi hijo le aconsejaría que él siga su camino, que agarre su propio estilo’. ¿Algún personaje de la cumbia que admire? Que haya querido compartir un escenario lleno en la Carretera Central. ‘Con Carlos Ramírez Centeno (cantante de ‘Los Destellos’, ‘Los Ilusionistas, ‘Guinda’ y ‘Centeno’, más conocido como ‘El patrón de la cumbia’), él era mi ídolo’. ‘El patrón’ murió de diabetes en el 2019. Con sus 64 años a cuestas, hay Pascualillo para rato y mañana regresa a los escenarios en Carapongo, en su rica Carretera Central. Apago el televisor.

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