Este Búho tiene listas sus maletas y mañana temprano aterrizaré en la hermosa ciudad de Arequipa, para asistir como enviado especial de Trome al esperado debate presidencial entre Pedro Castillo, de Perú Libre, y Keiko Fujimori, de Fuerza Popular.
El contexto en que se enmarca la confrontación no puede ser más dramático: una gavilla narcoterrorista de los remanentes de Sendero Luminoso asesinó a 16 personas, incluidas dos niñitas, y nuevamente el tema del terrorismo, Sendero y posibles vinculaciones de algunos miembros del partido de Castillo encendió la hoguera antes del domingo, y ambos bandos se lanzaron petardos.
Ojalá que este tema no aparte a los candidatos del tema central del debate, que es demostrar que están realmente capacitados para asumir tan importante rol en un momento tan dramático de nuestra historia y la opinión pública espera ver si tienen las recetas no solo para describir los problemas que aquejan a nuestra nación, sino si cuentan con las recetas para comenzar a transformar la situación, con objetivos, cifras y plazos. Ya nadie está para escuchar ofensas o chamullos políticos de plazuela. Este columnista tuvo el privilegio de ser uno de los enviados especiales para cubrir el histórico primer debate presidencial que no se desarrolló en la capital. Fue en la calurosa Piura, en las elecciones presidenciales del 2016, aquella épica confrontación entre Keiko Fujimori y PPK. Ingreso al túnel del tiempo. Recuerdo que el debate se desarrolló en el auditorio de la Universidad Nacional y los moderadores fueron Carlos ‘Lobito’ Cornejo y Mónica Delta. Por mi parte, armé una excelente dupla con el entrañable fotógrafo de Caretas, Víctor Ch. Vargas, en las calientes y movidas noches piuranas.
En esa oportunidad, la ciudad estaba embanderada de naranja. Fuerza Popular ‘jugaba’ de local. Por eso la ‘China’ arribó fogosa, a primeras horas de la mañana, para hacer apoyar a sus seguidores que hacían bulliciosas caravanas por toda la ciudad. Todo lo contrario a Pedro Pablo.
Llegó en un avión privado a dos horas del debate y de frente se fue a su hotel a ducharse, cambiarse e ir a debatir. Las malas lenguas aseguran que PPK se metió sus ‘whiscachos’ en el avión pensando que se iba a ‘almorzar’ fácil a su joven contrincante y por eso llegó al auditorio con notoria falta de reflejos. Su discurso fue mucho más técnico y no quiso, o no pudo, salirse del guion, para frenar a una ‘China’ que se mostró más enérgica, con la voz muy firme y mucho dominio de escenario. Ella calificaba a su rival como un millonario enemigo del pueblo, socio y aliado de banqueros, y comenzó a llamarlo como ‘mister Kuczynski’.
Cuando el ‘colorao’ quiso contragolpear, lo hizo recordando la corrupción en el periodo presidencial de su padre. Ella le recordó que había colaborado activamente en su campaña del 2011 contra Ollanta Humala y le espetó un contundente: ‘¡Cómo has cambiado, pelona!’, la rima del famoso declamador Nicomedes Santa Cruz que fue festejada por el público. Y contra todo pronóstico, la bisoña Keiko había ganado el primer debate.
Se puso en las encuestas a cinco puntos del ‘gringo’. Pero en el siguiente debate, en Lima, el ‘gringo’ sorprendió a Fujimori, la apabulló.
Gracias a ese debate, PPK derrotó a Keiko por poco más de cuarenta mil votos. La situación es ahora distinta para la candidata ‘naranja’. Arequipa es una plaza volcada al ‘lapicito’. Pero por la maldita pandemia el debate será sin público y Castillo no tendrá la barra brava que lo apoyó en Chota. Pero hay otra diferencia en la confrontación del 2016 y la de Arequipa.
En Piura se enfrentaban dos candidatos que apostaban por una economía abierta a recibir grandes inversiones extranjeras para generar más empleos, libre mercado e incentivar a los pequeños y medianos empresarios promoviendo un ‘capitalismo popular’.
Pero hoy se presenta un candidato radical que, según su programa económico final, insiste en instaurar una economía cerrada no solo a la gran inversión, sino con control de precios y restricción a la importación, que tanto daño ha hecho a la economía de países como Venezuela, hoy hundida en la miseria. Esa confrontación debe ser relevante para que los candidatos se dejen de vender ‘gato por liebre’ y digan la verdad, si, por ejemplo, planean intervenir los fondos privados de millones de trabajadores aportantes de las AFP. Para eso sirven los debates. A partir del sábado, publicaré mis despachos desde la ‘Blanca Ciudad’, para contarles lo que no se ve en la televisión, porque llevaré conmigo mi ‘Espada del Augurio’ de ‘Los Thundercats’ para que me permita ‘ver más allá de lo evidente’.
Apago el televisor.