En esta columna El Búho nos cuenta la historia de Bret Easton Ellis (De Bolsillo / Agencias)
En esta columna El Búho nos cuenta la historia de Bret Easton Ellis (De Bolsillo / Agencias)

Este Búho en esta ‘cuarentena’ no solo hace trabajo remoto o ve por tele maratones en Netflix o Amazon, sino se pone a releer libros que significaron mucho en su juventud, que es cuando leía todo el tiempo, una etapa de la vida ideal para ‘devorar’ novelas porque se tiene todo el tiempo del mundo, pues no se trabajaba, y qué mejor que ‘lagartear’ leyendo en el solitario y abandonado estadio de San Marcos, antes de que fuera refaccionado.

Algunos de esos libros que marcaron mi formación y mi visión del mundo y del ejercicio periodístico, son ‘joyitas’ de Ernest Hemingway, Norman Mailer, Truman Capote y en la costa oeste Charles Bukowski. Pero recuerdo que las editoriales de estas ‘vacas sagradas’ de la literatura estallaron en furia cuando se enteraron de que había un gordito, Bret Easton Ellis (1964) nacido en Los Ángeles, medio ‘nerd’, de 21 años, que ganaba millones de dólares contando cómo los estudiantes millonarios de los ‘colleges’ de New Hampshire gastaban la plata de sus padres en sexo, drogas y rocanrol.

La novela se llamaba ‘Less than zero’ (Menos que cero), de 1985, que era el título de una canción del rockero inglés Elvis Costello. Un libro que reflejó descarnadamente la llamada ‘Generación X’ y fue demolido por la crítica ‘progre’ que no entendía el fenómeno del desencanto de la juventud norteamericana de la ‘era Reagan’.

Retrató el desencanto, rebeldía, cinismo, violencia y autodestrucción de sus personajes, todos jóvenes de clase alta. Y por supuesto con altas dosis de drogas, desenfreno en fiestas orgiásticas, donde hasta podían participar rockstars como las chicas de ‘The Go-go’s’ o ‘The Bangles’.

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Ellis nunca estudió en una universidad tan exclusiva como la que retrata en su libro. Pero tenía amigos allí, porque era de clase media alta. Lo hizo de manera brillante, al punto que en 1987 se hizo una película sobre el libro, titulada en español ‘Corrupción en Beverly Hills’ (Less than zero), con los ídolos juveniles del momento, Andrew McCarthy y James Spader. El diario USA Today la calificó como: ‘El guardián sobre el centeno’, de J.D. Salinger, para la generación MTV.

Pero para este columnista su novela más brillante es la segunda, titulada ‘Las leyes de la atracción’ (1987). Nuevamente el escenario es una universidad exclusiva, pero esta vez el escritor inventa un diario. La novela es un diario juvenil, de los universitarios millonarios, pero donde el dinero de sus padres no vale nada. Es una jungla de juventud.

En esas páginas, uno se da cuenta del cruel mundo de los hijos de los potentados del país más poderoso del mundo. Ellis, después de ‘Las leyes de la atracción’, concedió una entrevista y dijo: ‘No quiero que me importe nada. Si me importan las cosas, es peor. Se convierten en una cosa más de las que me molestan. Es menos doloroso si no te importa nada’. Esa era su filosofía, no le importaba … ni su madre que sufre, porque era el escritor más escandaloso de Estados Unidos.

En 1991 publicó ‘American psycho’ (Psicópata americano), donde construyó un personaje inolvidable por lo terrorífico, como Patrick Bateman, un ‘yuppie’ de doble vida: ejecutivo de día y asesino en serie de noche, que se convertiría luego en una película controvertida con Christian Bale en el papel de Bateman.

Una obra que le causó un enfrentamiento eterno y sin cuartel con las feministas más radicales y peligrosas, quienes lo acusaron de ‘misógino’, y con buena parte de la crítica adversa que no le perdonaba sus desenfrenos en discotecas ‘de ambiente’, sus trajes Armani, los abusos de la cocaína y sus provocadoras declaraciones.

Muchos pensaban que el escritor terminaría suicidándose como otro ídolo de esa generación, Kurt Cobain de Nirvana. Pero se salvó del abismo y prefirió dedicarse a hacer películas, producirlas y escribir guiones de exitosas series sin perder su adicción a la provocación, desde su cuenta de Twitter.

Hoy es un tío de 56 años. A raíz de la publicación de un nuevo libro: ‘Blanco’, vuelve a las andadas. Esta vez su piñata es la ‘generación de los millennials’ y les da con palo. ‘Me irrita que tengan una obsesión constante con sentirse oprimidos, con que todo conspira contra ellos, por su sexualidad, por su color de piel, o por su cuerpo … Y como ser una víctima es muy triste, todo el mundo siente empatía y compasión por ellos. Es un círculo vicioso’.

Pero tampoco hay que tomarlo muy en serio, porque su novio, Todd Michael Schultz, 22 años menor que él, es un cantante millennial adicto a las redes sociales que se la pasa todo el día con los videojuegos. Cosas de genios. Apago el televisor.


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