El Búho analiza el plan militar en las calles
El Búho analiza el plan militar en las calles

Este Búho no puede dejar de sorprenderse de la capacidad de improvisación del presidente Pedro Castillo. Si uno recuerda, en el plan de gobierno de Perú Libre había pocos párrafos o nada dedicados al capítulo de la seguridad ciudadana.

En su primer mensaje a la Nación el presidente solo dijo: damos un plazo de 72 horas a los delincuentes extranjeros para salir del país. Supongo que fue un chiste porque nada de eso ha sucedido y los delitos han aumentado. Es más, el renunciado ministro del Interior, Luis Barranzuela, tenía como ‘currículum’ más de 150 faltas cuando era policía y, para colmo, ejerció como abogado de Vladimir Cerrón y varios de la banda de ‘Los Dinámicos del Centro’. Nunca debió ser nombrado ministro, pero lo botaron por organizar una jarana criolla en su casa en vez de estar supervisando que la Policía intervenga los ‘privados’. Pero, sobre todo, se hizo de la vista gorda a la escalada de violencia en varias minas del país.

En esas horas el Ejecutivo emitió un decreto que autoriza la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo de la Policía Nacional para garantizar el orden interno, así como prestar apoyo en la ejecución de operaciones policiales para Lima y Callao. Las congresistas Patricia Chirinos, de Avanza País, y Noelia Herrera, de Renovación Popular, se quedaron con la boca abierta al leer la resolución. Ellas, como legisladoras por el primer puerto, habían solicitado a Barranzuela la intervención de las Fuerzas Armadas, en respaldo a la Policía, pero solo para el Callao, ‘basándose en el índice alarmante del incremento del crimen organizado en los distritos chalacos’.

¿Están capacitados los militares para realizar acciones disuasivas si, por ejemplo, incursionan en las ‘picantes’ zonas como Los Barracones, San Judas o La Siberia?, se preguntan los expertos. Ante una respuesta violenta de algunos avezados delincuentes ‘pasados de vueltas’, podría desatarse una carnicería donde pueden caer bajo las balas de los militares personas inocentes, hasta mujeres y niños. Eso es lo que sostienen distintas organizaciones de derechos humanos, aunque algunas de ellas nunca se han pronunciado por el asesinato de algún miembro de la Policía Nacional acribillado por malditos delincuentes.

La medida de Castillo resulta efectista, un ‘desfile militar’ por ‘zonas rojas’ podrá impresionar en un primer momento a las bandas criminales bien organizadas, amedrentadas frente a los FAL, pero sin un trabajo de inteligencia nunca van a poder acabar con el crimen organizado.

El Grupo Terna, de inteligencia de la Policía Nacional, hace un buen trabajo usando la inteligencia para desbaratar microcomercializadores de drogas, vendedores de celulares robados. Pero hace falta trabajo de inteligencia de alto vuelo. Algunos altos jefes de la Policía, en el Callao, bajo un absurdo criterio de que ‘se maten entre ellos’ (los delincuentes) en la guerra de pandillas, no intensificaron el trabajo de infiltración en las grandes bandas de narcotraficantes de peso, los que dominan el puerto para ‘preñar’ contenedores con cocaína y el sicariato. La Policía debe captar a ‘sapos’ (soplones) de esas bandas y designar a personal valiente y preparado que se infiltre en las zonas picantes y contacte con sus ‘topos’, tipo la película ‘Los infiltrados’ o ‘Donie Brasco’.

La única vez que los militares y la Policía lograron desbaratar a las más peligrosas bandas criminales fue en Brasil, durante la visita del papa Francisco en el 2013, que se iba a alojar en la casa del nuncio del Vaticano, a pocas cuadras de la más peligrosa favela de Río. Además, llegó a los oídos de los ‘tigres’ de la BOPE (Batallón de Operaciones Especiales) que los capos de las favelas ¡¡planeaban secuestrar al Papa para pedir un millonario rescate!! 28 mil militares, 1500 policías militares y 1500 agentes especiales incursionaron en todas las favelas, así que los cazaron como ratas. Varios capos de las mafias cayeron en la impresionante redada.

El país necesita más de un milagro para que el nuevo ministro del Interior agarre al toro por las astas, pero con el apoyo fundamental de la Policía Nacional, aunque resulta sintomático que hasta el momento, salvo voces del Ministerio de Defensa, los altos mandos militares prefirieron sumirse en un silencio que dice mucho.

Apago el televisor.

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