
Este Búho se siente cada vez más preocupado por los altos niveles de criminalidad en el país. Los sanguinarios extorsionadores siguen baleando a conductores de buses y amenazando a gran número de peruanos que viven aterrados, con el temor constante de que los maten a ellos o a sus hijos. Esa pesadilla la padecen miles de bodegueros de barrio, peluqueros y hasta ambulantes, a quienes les exigen cupos.
En tanto, los sicarios asesinan todos los días y no les importa si las víctimas son mujeres o niños. En medio de ese panorama, llama la atención la frivolidad de Dina Boluarte, que más para pensando en viajar al extranjero todo lo que pueda antes de dejar Palacio. Lo mismo hace César Acuña, el incapaz gobernador de La Libertad que, mostrando su desprecio hacia la población que lo eligió, se ríe de las críticas y volvió a viajar a Europa para relajarse.
Si la minería ilegal del oro sigue matando y desangrando a su región, eso a él no le interesa. Primero es visitar su residencia en Madrid. Una lástima que elijamos siempre a los peores. Dina ni siquiera ha logrado disminuir el avance de las organizaciones criminales.
No asume el problema, no lo encara con la energía necesaria. La Policía está desbordada desde hace tiempo con tantas bandas. Faltan entre cuarenta mil y sesenta mil agentes policiales. Por eso, para combatir a la delincuencia se necesitan mano dura y medidas radicales. Las autoridades deben ser más creativas, no hacer solo lo mismo desde hace dos o tres décadas.
La delincuencia ha evolucionado, se sirve de la tecnología y se ha vuelto mucho más violenta. Con la llegada al Perú de criminales extranjeros, especialmente venezolanos, los niveles de brutalidad se han multiplicado. Secuestran, torturan, matan de las formas más horrorosas y descuartizan a sus víctimas, todo mientras lo graban para luego colgar esas imágenes en redes.
A LAS CÁRCELES DE BUKELE
Por eso creo que es una buena medida mandar a los criminales más peligrosos a la cárcel de máxima seguridad de Nayib Bukele. He escuchado a congresistas decir que por orgullo Perú no debe hacerlo, pues sería admitir que no podemos con la delincuencia. Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, lo está haciendo. Por iniciativa de Donald Trump está mandando a esa cárcel de El Salvador a los miembros del ‘Tren de Aragua’ y de otras organizaciones delincuenciales.
Obvio que va a costar dinero, nada es gratis. Pero es necesario hacerlo. Nuestras cárceles están colapsadas, hacinadas. En algunos penales los presos duermen hasta en los pasillos, uno al lado del otro. Desde esos lugares los reclusos planean, ordenan y dirigen, incluso en tiempo real por medio de celulares, las extorsiones, ataques con bombas, asesinatos y otros delitos.
Pese a las requisas y a la existencia de bloqueadores, los delincuentes en las cárceles siguen dirigiendo sus organizaciones del mal a través de internet y celulares. ¿Por qué no se hacen dos o tres cárceles de máxima seguridad en la puna más alejada para meter allí a esos angelitos? Mientras no las tengamos, una solución debería ser enviar a El Salvador a los más peligrosos. Se requieren soluciones ya. Mientras las autoridades dudan, vacilan, más peruanos son asesinados. Apago el televisor.
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