Este Búho vive con intensidad la recta final de esta campaña presidencial tan polarizada. Pero los libros, las películas y la música me oxigenan la mente. Son tiempos recios, propios de un cercano cierre de campaña electoral de cara a la segunda vuelta del domingo, entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo.
Prendo la radio. Sale del parlante esa hermosa canción que se hizo himno para todos nuestros compatriotas que hoy la luchan en el extranjero: ‘Cuando pienses en volver’, del tremendo Pedrito Suárez Vértiz.
Entonces pienso en esa gran masa que en algún momento tuvo que salir del país para buscar un futuro mejor. Sobre todo en los años 80. Fueron más de un millón de connacionales que huyeron de una economía asfixiante y una violencia terrorista que galopaba por todos nuestros rincones. Muchos viajaron a la Venezuela próspera, del boom petrolero, en donde se podía hacer dinero y ayudar a la familia que se quedaba en el terruño, otros se fueron para Estados Unidos y otros más cruzaron el charco hacia España o Italia. Todos tenemos familiares o amigos en el extranjero.
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Quienes son jóvenes seguramente han oído sus historias, de ese Perú en donde comprar pan, azúcar, aceite y demás productos de primera necesidad era imposible por la escasez y la inflación, y en el que caminar con temor a que te reventaran un coche bomba era el miedo cotidiano.
Esos fueron los principales motivos para que se produjera el éxodo peruano, un éxodo que hoy está viviendo nuestra hermana Venezuela, aunque con un contexto distinto, pues allá se ha enquistado una dictadura comunista que mientras siga en el poder el país continuará destruyéndose.
Allá, en Venezuela, en Chile, en Estados Unidos, en España o Italia, nuestros compatriotas tuvieron que empezar de cero. Muchos dejaron hijos, esposas, padres, para trabajar durante 12 o 15 horas seguidas y así poder sobrevivir y enviar remesas al Perú. Profesionales que, en algunos casos, tuvieron que renunciar a sus títulos para limpiar pisos o atender en fast foods.
A ESCUCHAR A LOS PERUANOS EN EL EXTERIOR
Varios, con los años, han logrado establecerse y crear verdaderos imperios. Nuestra raza emprendedora, pujante, luchadora ha conquistado países lejanos como Rusia o Japón, en donde uno puede encontrar un plato de cebiche o una Inca Kola. Rajándose el lomo, desde allá pudieron construir sus casas en Perú, hacer estudiar a sus hijos, darle una mejor calidad de vida a su familia. Lo que cualquier humano sueña para su sangre.
Son testimonios que valen la pena escuchar, porque esos peruanos entienden bien lo que significa padecer una economía quebrada y sufrir el llanto de un hijo cuando no hay comida para darles. Pienso en ellos, mientras el gran Pedrito canta: ‘Cuando pienses en volver/ Aquí están tus amigos, tu lugar y tu mujer/ Y te abrazarán / Dirán que el tiempo no pasó / Y te amarán con todo el corazón’.
He visto a muchos compatriotas entonar esa canción al borde del llanto, lejos de su patria, abrazando la hermosa bandera y me pregunto si ese grueso de peruanos en el extranjero quisiera repetir una tragedia como la de los 80 o como la que está viviendo ahora Venezuela.
Estoy seguro de que no. Todos anhelamos un país libre, democrático y justo en donde poder vivir y a donde poder volver sin miedo. El Perú se lo merece. Apago el televisor.
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