Vicente Palomino Rosales confesó a su madre que estranguló a su pareja peruana después de una discusión y huyó tras abandonar su cuerpo en una maleta.
Vicente Palomino Rosales confesó a su madre que estranguló a su pareja peruana después de una discusión y huyó tras abandonar su cuerpo en una maleta.

Este Búho ha viajado a muchos balnearios de la costa del Pacífico en el Perú y el extranjero. Y tengo inolvidables recuerdos de mi viaje en los años noventa a Montañita, Ecuador. Ubicado a cuatro horas de Guayaquil, el lugar es el preferido de hippies, mochileros, surfistas y artesanos. Gente tranquila y pacífica. Por eso, sus veraneantes y la Policía ecuatoriana se estremecieron con el crimen de Sandra Villena Manrique, de 32 años. Una peruana que fue encontrada dentro de una maleta en un hotel de la playa.

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El asesinato lo perpetró su propia pareja, Vicente Palomino Rosales, de 25, quien confesó a su madre que la estranguló después de una discusión y huyó tras abandonar su cuerpo en una maleta. Ambos llegaban de paseo desde Piura. Este execrable crimen me hizo recordar otro asesinato monstruoso, cometido por el norteamericano William Trickett Smith , ‘El gringo de la maleta’, quien asesinó a su joven esposa, la guapa trujillana Jana Claudia Gómez, cuyo cuerpo metió en una maleta que fondeó en el mar de Chorrillos en julio del año 2007. Trickett era una ‘joyita’, pues estuvo en la cárcel por tráfico de drogas en su país.

A finales de 2006 comenzó a chatear con una joven peruana de Trujillo, Jana. La enamora y le pide matrimonio. Después de casarse en Trujillo, el norteamericano, decepcionado porque Jana lo llevó a vivir a la sencilla casa de sus padres, viajó a Lima solo, con el pretexto de conseguir trabajo. En la capital conoció a una guapa mujer, Mónica Muñoz, quien se convirtió en su amante. El gringo quería olvidar a su esposa, pero esta lo llamaba insistentemente desde Trujillo.

Trickett tomó una decisión: compró una gran maleta y llamó a su esposa para decirle que la esperaba en un hotel en Lima. Jana viajó feliz pensando que por fin vivirían como marido y mujer. El gringo esperó a su esposa en la habitación, hizo el teatro de hacer un brindis, pero la drogó y luego estranguló, tal como contó después en el juicio. Luego la introdujo en la maleta y la selló con cinta de embalaje.

El 8 de julio fue a buscar a Mónica, su amante. ‘Voy a cerrar un negocio, necesito una traductora y mañana me voy a Estados Unidos, acompáñame a Miraflores, por favor’, le dijo, pero, según la muchacha, hizo que el taxista se desviara al muelle de pescadores de Chorrillos. Eran las siete de la noche, sacó una maleta del capó y fue donde había un pescador, llamado Justo Servivón, con su lancha. ‘Vamos a dar un paseo’. A los quince minutos preguntó por la profundidad del agua. El pescador respondió: 35 metros.

En ese momento el criminal lanzó la maleta. ‘Es que en mi país cuando vas a empezar un negocio, lanzas al mar ropa y papeles viejos para que florezca’, explicó con total cinismo mientras esta se hundía con Jana dentro. Mientras sus padres buscaban desesperadamente a su hija, el norteamericano se hacía el preocupado y hasta insinuaba que ella ‘se habría ido con otro’. Hubiera sido el ‘crimen perfecto’, pues ‘sin cuerpo no hay delito’, pero la madre naturaleza castigó al pueblo de Pisco y Lima con un violento terremoto el 15 de agosto, lo que hizo que la marea arrastre la maleta hacia la orilla, apareciendo un día después en la playa Las Cascadas, en la Costa Verde.

Cuando la Policía la abrió, se sorprendió al ver el cuerpo de una joven con un tatuaje de mariposa en la espalda. La noticia fue publicada en los diarios como ‘La chica de la mariposa’. Así, los familiares de la infortunada joven se enteraron de la terrible noticia. Ese mismo día el gringo huyó a Estados Unidos. La Policía buscaba al norteamericano por asesinato, pero este tenía un asunto pendiente, una condena menor en su país.

Al final fue extraditado al Perú y Mónica Muñoz, presionada por su familia y buscada por la Policía, regresó de Italia a Lima para ser la principal testigo en el caso. En el 2011, Trickett fue condenado a 31 años de prisión por su horrendo crimen. Su amante y el pescador Justo Servivón, para quienes la fiscalía pedía 15 y 4 años de cárcel, respectivamente, fueron absueltos. Con toda justicia ‘El gringo de la maleta’ se pudre en la cárcel. Apago el televisor.

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