Este Búho se encuentra preocupado. El dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, viene preparando un plan para atacar con misiles la Isla de Guam, que es territorio de los Estados Unidos y donde además se encuentran importantes bases militares norteamericanas para la región asiática. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y Japón se rindió en 1945, sus tropas desocuparon Corea. Pero la URSS de Stalin, amparándose en la ‘conferencia de Yalta’ entre los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética, podía declarar la guerra a Japón.
Eso hicieron e ingresaron al sector norte de Corea. Los norteamericanos, que no habían ocupado la península, desplegaron sus tropas y establecieron dos zonas de ocupación, Corea del Norte con los comunistas y el sur con los estadounidenses, decisión que fue inmediatamente aceptada por los primeros. Mientras los soviéticos apoyaron a Kim Il-sung, un militar que luchó en la resistencia antijaponesa, los ‘gringos’ apostaron por Syngman Rhee, un demócrata exiliado en Hawái que peleó contra los japoneses.
El país estaba dividido y después de tres años, el gobierno de Corea del Norte con Kim envió guerrillas procomunistas a la parte sureña. Cuando cruzaron el paralelo 38, que significaba la división entre ambos territorios, comenzó la guerra de Corea. Con la ayuda soviética, las tropas del norte llegaron casi hasta las puertas de Seúl. La China de Mao también intervino a favor de los norteños.
En 1963 se firmó un armisticio, que dejó la frontera como estaba establecida antes, en el paralelo 38. Kim Il-sung estableció una dictadura totalitaria y un culto a la personalidad, que le permitió gobernar Corea del Norte hasta su muerte en 1994 y le legó el ‘trono a su hijo Kim Jong-il, y luego este a su hijo, el ‘Chino loco’ Kim Jong-un. Mientras tanto, en Corea del Sur se sucedían gobiernos democráticos con elecciones cada cinco años, parlamento y libertades irrestrictas de prensa, pensamiento y religión. Todo lo opuesto a su vecino.
En el 2015, la periodista estadounidense Suki Kim viajó de incógnito por Corea del Norte. No podía creer lo que veían sus ojos. Aquí algunas ‘perlas’ que escribió en El Periódico de España: 1) Los norcoreanos no sabían que un televisor podía tener más de un canal. La dictadura de ‘Chino loco’ mantiene a la mayoría de la población totalmente ignorante de lo que pasa en su propio país y en el mundo. El canal es, por supuesto, del Estado. 2) No tienen idea de lo que es una tarjeta de crédito ni un periódico independiente. 3) Los libros de literatura o poesía norteamericana como Whitman o Hemingway están prohibidos. 4) El país se encuentra entre los más bajos en cuanto a nivel de ingreso per cápita y de analfabetismo, pero es uno de los que más gasta su presupuesto en armamento y en las frivolidades de su presidente ‘Chino loco’.
En Corea del Norte no conocen lo que es comer carne de res y cerdo y escasea el pescado, por lo que los mercados expenden carne de perro y rata. Sin embargo, el dictador es fanático del básquet de la NBA y varias veces se ha gastado millones de dólares en invitar a jugadores estadounidenses a jugar en su cancha personal, gracias a su amistad con Dennis ‘Gusano’ Rodman, exjugador que viajó al país, invitado por el sátrapa, y fue duramente criticado en Estados Unidos.
Mientras juega básquet con la exestrella de los Chicago Bulls, 7 millones de en Corea del Norte permanecen militarizados, esperando el llamado a combatir ‘por el supremo soberano’. El hambre del pueblo no le interesa a Kim Jong-un. Su chef particular, Kenji Fujimoto, un japonés que huyó del país, contó varias ‘pastillitas’ del extravagante presidente. “Me mandaba en su avión particular a comprar caviar a Irán, pescado a Tokio, y a Francia para abastecer su bodega de vinos y coñac. Una vez contrató a 200 personas para que inspeccionaran su arroz y no encontraran ningún gorgojo. En una ocasión quiso tomar cerveza con hamburguesas de McDonald’s y me mandó a Dinamarca por la bebida y a Tokio por las hamburguesas”.
Pero detrás de la sonrisa hay un psicópata que asesinó sin ningún tipo de remordimiento a su tío y mentor político Jang Song-thaek. Lo mató acusándolo de corrupción, solo porque le sugirió que mantenga más autoridad en el gasto público de Corea del Norte. Se dice que a sus colaboradores los mandó fusilar, pero a su tío lo arrojó a un foso donde había una jauría de perros asesinos que no habían comido varios días. Ese hombre hoy amenaza la paz mundial. Apago el televisor.