Este Búho reconoce que desde chibolo es hincha del gran Clint Eastwood. Cuando ingresaba a la ‘cazuela’ del cine de Mirones para ver aquellos ‘spaguettis’ westerns inolvidables, como ‘El bueno, el malo y el feo’, del maestro Sergio Leone, o esa cinta memorable y pionera de todo el nuevo genero policial de los setenta para adelante: ‘Harry el sucio’, dirigida por otro maestro, Don Siegel. Después de esta película, nada sería igual. Harry Callahan, el controvertido detective interpretado por Clint, era ‘políticamente incorrecto’. No le gustaba llevar detenidos a la jefatura ni tener compañeros: ‘Para qué, bastamos yo y mi Magnum’. Una vez, cuando un juez le recriminó y le preguntó por qué mata a un violador, Harry respondió: ‘Porque iba a violar y matar a esa jovencita’. ¿Y cómo sabía que iba a violarla? ‘Porque, señor juez, si un tipo sale de un callejón oscuro sin pantalones, con una erección y con un cuchillo de carnicero persiguiendo a una chiquilla, no voy a pensar que le va a pedir una colaboración para la colecta de la Cruz Roja’. El éxito en taquilla de ‘Harry el sucio’ fue explosivo, pero la crítica ‘progre’ demolió el filme y a Eastwood, al que acusaron de ‘fascista’. El actor inmediatamente defendió el largometraje y trazó una línea: “¡Estoy harto de los políticamente correctos porque defienden a los delincuentes y les dicen pobrecitos. Soy un actor políticamente incorrecto”. Desde ese momento, una crítica prejuiciosa y obtusa intentó demolerlo cuando pasó de actor a director, pero al final tuvo que rendirse a su increíble talento. El ‘viejo’ Eastwood llegó a ser presidente del gran jurado en el Festival de Cannes y ese año se premió a ‘Pulp Fiction’ de Quentin Tarantino, otro transgresor como él. Sin más preámbulo, paso a cantar el ‘cumpleaños feliz’ al maestro, reseñando algunos de sus más laureados trabajos como director.
PODER ABSOLUTO (1997): Luther Whitney (Clint Eastwood) es un exitoso ladrón de residencias que se introduce en la mansión de un viejo multimillonario, íntimo amigo del presidente de Estados Unidos, Alan Richmond (Gene Hackman), quien está de vacaciones. Mientras el ladrón está robando la caja fuerte, ve que ingresa a la alcoba, ebria, la bellísima y jovencita esposa del anciano multimillonario, acompañada del presidente Richmond. Cuando se están besando y en la cama la situación se pone violenta, porque al mandatario le gustaban los ‘jueguitos duros’, ella se defiende, se bronquean, la mujer lo hiere con un abrecartas de metal, el presidente grita y los guardaespaldas matan a la mujer. Al ver que han robado la caja fuerte, los asesores del presidente arman la coartada de que el asesino fue un ladrón de residencias. El pobre Whitney ve cómo la maquinaria de la Casa Blanca lo convierte en homicida y están tras su cabeza. Una radiografía de lo que significa el maquiavelismo del poder y sus sucios tentáculos.
LOS IMPERDONABLES (1992): Solo un aventajado alumno de los maestros del western clásico pudo rendirles tan extraordinario homenaje. El mismísimo Clint protagoniza al antihéroe William Munny, un asesino implacable que está retirado y cría chanchos con sus hijas pequeñas, a las que tuvo con su esposa ahora muerta, una dama que lo sacó de los infiernos. Desde un pueblo donde la ley la impone un asesino con placa (excelente Gene Hackman), un grupo de ‘lolitas’ ofrece una recompensa para quien mate a unos desalmados clientes que desfiguraron a una de ellas. Munny, junto con su fiel amigo Ned Logan (interpretado por el notable Morgan Freeman), se vuelve a enfundar las armas contra su voluntad, sin saber que el diablo dentro de él no había muerto, solo estaba descansando. Lo imperdonable es no ver una vez más esta obra maestra, que se llevó cuatro premios Óscar, entre ellos a la mejor película y al mejor director.
RÍO MÍSTICO (2003): Actuar bajo la dirección del viejo Clint no te asegura ganar un Óscar, pero sí te ayuda. Este es un ‘peliculón’ sobre los peligros de la calle para los infantes, algunos de los cuales traen consecuencias imborrables y funestas a futuro. Tres niños, víctimas de manera directa e indirecta, han crecido (Sean Penn, Kevin Bacon y Tim Robbins) y sus caminos se han bifurcado entre el bien y el mal, en indefiniciones fatales dentro de una ciudad que no está hecha para los débiles. La película recibió seis premios Óscar, de los cuales Penn ganó por mejor actor y Robbins por mejor actor de reparto. Sin duda, Eastwood se apuntó otra obra maestra. Apago el televisor.
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