César Hinostroza se fugó del Perú el pasado 7 de octubre y solicitó asilo en España. (Foto: Agencia Andina)
César Hinostroza

Este siempre tuvo los ojos bien abiertos, como debía ser, y por eso proclamó a los cuatro vientos que el ‘Hermanito’ se iba a fugar. El destituido magistrado pensó que luego de que en forma indignante la Comisión Permanente, con votos de todos los fujimoristas y los dos apristas, rechazó acusarlo constitucionalmente, es decir, lo dejaban libre de polvo y paja para que siga recibiendo su sueldazo del Estado, llegaría al pleno solo para que le den su ‘santificación de angelito’. Pero se fue de cara.

Las encuestas habían levantado a Vizcarra y el Congreso quedaba como una zapatilla vieja, bajo una percepción de corrupción total. Galarreta había dejado la Presidencia del Congreso y Daniel Salaverry buscaba nuevos aires. En ese contexto se le vino la noche. Llegaba al hemiciclo creyendo que lo iban a blindar, pero la aparición de más audios vergonzosos y, sobre todo, la conversión de Antonio ‘Toñito’ Camayo a aspirante a ‘colaborador eficaz’ cambiaba la figura. Ni Becerril salió a darle la mano.

El juez corrupto hizo de tripas corazón al ver cómo lo lapidaban por unanimidad para mandarlo donde merecía, la cárcel. Este columnista vio en la cara de Hinostroza, cuando se retiraba del Parlamento, la mueca que hacen los picones en su barrio después de haber perdido una bronca: ‘¡ya se cag...!’. Y se los decía a los fujimoristas, porque supuestamente él nunca ‘echó’ a nadie ni dijo quién es la ‘señora K’, a pesar de que todo el país sabía quién era y solo faltaba su ratificación.

La fuga se cocinó cuando la Cancillería le anuló el pasaporte diplomático. Allí el ‘Hermanito’ entró en trompo y calibró que volvía a ser un ‘ciudadano de a pie’. Hizo que su esposa se paseara por Lima haciendo compras mientras él preparaba las maletas, armaba documentación falsa y el sábado seis se iba por tierra a Tumbes.

En tiempo récord, el ‘Hermanito’ sacó un pasaporte común. Increíblemente, el hombre más corrupto del país, al que el Congreso en pleno le había hecho una acusación constitucional, que estaba inhabilitado y al que seguramente habrían enviado a la cárcel, caminaba por Lima moviendo cuentas corrientes, vendiendo propiedades, haciendo transferencias y organizando su gran fuga. Ni un policía de inteligencia lo siguió, por eso es que está bien botado el ministro del Interior.

Se fue en auto a Tumbes, pues no podía dejar registro en el Jorge Chávez. El domingo 7, en plenas elecciones, cruzó caminando el puente de Aguas Verdes e infectó la ordenada Huaquillas ecuatoriana. Allí, un taxista le cobró doscientos dólares para llevarlo hasta Guayaquil. El caña no sabía quién era su pasajero, porque sino le pedía el triple.

En Guayaquil, abordó el primer avión a Europa. Su esposa y cómplice, que increíblemente nunca fue incluida en la investigación, voló a Madrid el 11 de octubre. Su hija ya vivía meses antes en la capital española. Pagó en efectivo un boleto en clase turista a Ámsterdam. Allí tendría tres días para visitar el ‘Barrio Rojo’ y disfrutar con mujeres hermosas de todas las nacionalidades por precios exorbitantes, mientras su esposa llegaba a la capital española.

Estuvo, literalmente, en juerga el ‘Hermanito’, gastando la plata sucia en ‘lolitas’ de hasta mil dólares la hora. Luego en bus arribó a Madrid y pidió protección policial y asilo por persecución política ¡en una comisaría! Los policías madrileños lo mandaron a rodar o, en todo caso, al Ministerio de Relaciones Exteriores. ‘¡No!’, gritó de desesperación y se fue en un taxi al depa de su hija. Hoy está angustiado. Tiene plata como cancha de la corrupción, pero no hay peor prófugo que aquel que viaja con acompañantes. Un fugitivo, según un manual clásico, viaja solo e incluso ni llama a su familia, porque pueden rastrear sus llamadas.

Hinostroza, sin su investidura y sin poder, es un vulgar delincuente más, y lo que es peor, el hombre que vive al margen de la ley puede pasar largos periodos de tiempo sin su familia al lado. El ‘Hermanito’ cree que puede huir con su esposa e hija.

Recuerden la triste historia de Pablo Escobar. Fue localizado y acribillado por el ‘bloque de búsqueda’ porque habló con su hijo más de la cuenta desde su teléfono encriptado. Hinostroza se sacó el disfraz. Ahora vive su verdadera realidad. Un ‘fugitivo’ al que la Justicia traerá al país de la cola de rata que tiene. Apago el televisor.

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