Este Búho nunca vivió unas Fiestas Patrias tan feliz. Tal como les dije, fui con mis hijos al parque Kennedy a hacer barra a nuestros maratonistas. Y cumplí en preparar el desayuno de leche con Milo y pan con mantequilla de Junín en homenaje a Gladys Tejeda, pues en mi columna del sábado aposté todo por la menuda campeona. Sabía de su sed de revancha y hasta advertí de lo peligrosas que iban a resultar las norteamericanas.
Gladys nos dio el oro y, por si fuera poco, Christian Pacheco nos regaló otra presea dorada también en maratón y lo estuve vitoreando con mi camiseta de Perú junto a mis ‘cachorros’ durante todas las veces que pasó por el segundo óvalo de Pardo. Caminando por el malecón de Miraflores y con el mar como testigo de la hazaña, me puse a pensar: Hasta hoy, parecía que los peruanos éramos campeones panamericanos de la corrupción, por la porquería de ‘Lava Jato’, con expresidentes presos, otro con arresto domiciliario, uno fugado y capturado, una pareja con la soga al cuello y hasta hubo uno que se mató.
Así llegábamos a Fiestas Patrias. Y fueron dos provincianos, hijos de hogares humildes producto del injusto centralismo que domina nuestra sociedad por los siglos de los siglos, quienes sacaran cara por el Perú en esta magna justa deportiva, derrotando a potencias mundiales como Estados Unidos.
Esa es la revancha del Perú profundo. Ojalá que tantas autoridades que llegaron a felicitarlos, a entregarles las medallas, vieran en ellos, en esos rostros triunfadores, a millones de peruanos olvidados de las provincias más recónditas del territorio nacional, que reclaman más presencia del Estado. Pero estamos en 28 de julio y uno debe ponerse a reflexionar sobre nuestro querido Perú. Aquí una aproximación.
FELIZ INDEPENDENCIA, LOCOS: Asisto a esta fecha especial, el Día de la Independencia’, y curiosamente recordé aquel 28 de julio de 1985, cuando fui con mi noviecita de la universidad, quien lastimosamente ya no está entre nosotros, a la Feria del Hogar, para presenciar el inolvidable concierto del rockero argentino Charly García, que en aquella época sonaba hasta el hartazgo en radio y televisión, y hoy esos medios lo han dado por muerto. Esa noche, el bigotón salió y dijo: ‘Me dijeron que salga con una bandera. No, eso no, ¡feliz Independencia, locos, que les dure!’.
Más allá de la frase de un alucinado genial como Charly, me hizo reflexionar. ¿En realidad somos libres? ¿Realmente fuimos libres después del 28 de julio de 1821? Según los historiadores rigurosos, salvo la cancelación de la sumisión a la corona española, nada cambió en la naciente república peruana. Continuó la esclavitud y en las haciendas siguió existiendo esa semiesclavitud llamada ‘Yanaconaje’, que se mantendría varios siglos hasta la reforma agraria del gobierno militar de Velasco. Pero desde el siglo pasado, ilustres peruanos comprometidos con su país se propusieron reflexionar sobre la patria. El padre de todos, Manuel Gonzales Prada. Sus discípulos, José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre, dos pensadores de la corriente socialista y aprista.
GONZÁLEZ PRADA CRITICABA A LOS TRÁNSFUGAS: Parece que el maestro, autor de ‘Páginas libres’, ya se imaginaba que en la política del siglo XXI habría esos políticos tránsfugas y ‘vientres de alquiler’, esos a los que les gusta cambiar de camiseta como dividir. “Nada tan mezquino de miras como un hombre eternamente confinado a la política. Si fiel a su partido, se agita en órbita de microbio, no concibe nada más allá de su grupo y realiza una obra de interés personal o de egoísmo; cuando no, rencores y venganzas; si infiel a correligionarios, va de agrupación en agrupación ejerciendo el ignominioso papel de tránsfuga y merodeador público”.
LOS VERDADEROS MAESTROS: El ‘Amauta’ José Carlos Mariátegui, autor de los imprescindibles ‘Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana’, sabía que la educación es la piedra angular de una sociedad desarrollada. Cuando escribió su ensayo sobre la educación, me parece que se estaba refiriendo a esos docentes huelguistas.
“La vida y personalidad egoístas, burocráticas, apocadas del profesor decorativo y afortunado, influyen inevitablemente en la ambición, el horizonte y el programa del estudiante de tipo medio. Profesores estériles tienen que producir discípulos estériles”.
HAYA: GOBERNAR ES EDUCAR: Víctor Raúl Haya de la Torre organizó el principal partido de mesas del siglo pasado en el país. En 1931, le birlaron escandalosamente su triunfo electoral. Sin embargo, su discurso después de la derrota es una brillante disertación de un político responsable. Qué lástima que los apristas de hoy no hayan asimilado ni un ápice de sus enseñanzas: “¡No estamos perdidos! -gritó Haya- Yo afirmo que estamos más fuertes que nunca. Porque gobernar no es mandar, no es abusar, no es convertir el poder en tablado de todas las pasiones inferiores, en instrumento de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir”. Definitivamente, González Prada, Haya de la Torre y Mariátegui fueron grandes pensadores del Perú. Apago el televisor.