Este Búho ve la coyuntura política demasiada movida, como irse a almorzar al ‘Mercado Central’. Keiko pide un caldo de cabeza... de ministro del Interior. Allí PPK devoró un apanado de alpaca amarga de Chinchero. Mulder probó un saltado de lengua de víbora con interpelado de plátano frito. Ollanta pidió una sopa de fideos ‘munición’ y sus frejoles con trucha frita ‘eviscerada’ del Huallaga y sangrecita frita con su copita de pisco ‘Capitán Carlos’. Como diría el ‘Chato’ Barraza: ¡¡¡A comerrrr!!!
CHICHARRÓN DE VIZCARRA: Es lamentable el triste final de dos ministros de PPK, Jaime Saavedra, en Educación, y Martín Vizcarra, en Transportes y Comunicaciones, quienes sobre el papel eran de lo mejor que exhibía el gabinete Zavala, al que algunos calificaron ‘de lujo’ y hoy nos damos cuenta que era solo de ‘uso doméstico’. Pero se viene otro terremoto en el Congreso. Fuerza Popular y el Apra someterán al ministro Carlos Basombrío (Interior) a un aquelarre en su interpelación. Pero lo de Vizcarra es sintomático. Un político exitoso como presidente regional de Moquegua, ¿por qué puso el pecho por un contrato tramposo como el de Chinchero? ¿Acaso no sabía que eso significaba un suicidio político? No me queda claro si PPK, el premier Zavala y el ministro de Economía, Alfredo Thorne, estuvieron de acuerdo con la intempestiva renuncia.
LA BRONCA CONTINÚA: El escándalo de Chinchero recién empieza. El gobierno quiere sacar a como dé lugar el aeropuerto sin Vizcarra, pero no dice si insistirá con la empresa anterior y madre del conflicto. Sin embargo, el mandatario parece ignorar que la Contraloría ha denunciado penalmente a la viceministra de Transportes, Fiorella Molinelli, y nueve altos funcionarios por favorecer en la adenda al consorcio Kuntur Wasi, ya que se iba a perjudicar al Estado por 40 millones de dólares. En el Congreso no solo el fujimorismo, sino también el Frente Amplio, piden la renuncia de Molinelli, quien fue la que firmó la hoy repudiada adenda que modificaba el contrato.
MALDITOS: Creo que no me equivoco en decir que el mal llamado Estado Islámico, de los desquiciados yihadistas, es el grupo terrorista más salvaje y despiadado del mundo. ¿Cómo comprender que un miembro de esa secta, de 22 años, británico, hijo de refugiados libios, cometiera un atentado suicida, en un concierto en Manchester, donde había miles de niños y adolescentes? Ya este mismo grupo provocó una matanza en una discoteca de París, una salvajada dirigida a mayores de edad, pero en el concierto en Manchester tuvieron como blanco a inocentes niños que llegaron para ver a la estrella juvenil norteamericana Ariana Grande. La primera víctima fue una pequeñita de ocho años y la mayoría de los -hasta ahora- 22 fallecidos son niños y adolescentes. Donald Trump, en vez de pensar en intercambiar misiles con el ‘Chino loco’ norcoreano, debería enfocarse, junto a los líderes de potencias mundiales enemigas del terrorismo, a diseñar una estrategia para aniquilar de una vez por todas a estos yihadistas de la faz de la tierra, antes que sigan cometiendo tantas atrocidades.
MI NOMBRE ES BOND, JAMES BOND: Así se presentaba el súper agente secreto de su majestad, 007, en sus innumerables filmes que cautivaron mi niñez, cuando lo interpretaba el inolvidable Sean Connery: ‘El Satánico Dr. No’ y ‘Goldfinger’, entre otras. Ya cuando estaba en primero de media, anunciaron una película con el nuevo James Bond, pues Connery se había cansado del personaje y, sobre todo, de usar peluquín. Entonces, presentaron al joven actor, también británico, Roger Moore, quien ya había tenido su cuarto de hora en la televisión, encarnando al agente secreto Simon Templar, ‘El Santo’. Pero muchos no le auguraban éxito. ‘Es demasiado guapo’ para ser Bond. Sin embargo, Roger Moore, quien acaba de fallecer, triunfó y fue el que mayor cantidad de películas filmó, siete en total. La primera la inmortalizó musicalmente con el tema ‘Vive y deja morir’, de Paul McCartney and The Wings, que logró su primer hit, luego de separarse de los Beatles, gracias a la película. Murió a los 89 años y nos sorprendió a todos. Pensábamos que 007 nunca podía morir. Apago el televisor.