Este Búho se sopló las maratónicas sesiones parlamentarias para discutir el voto de confianza a Alfredo Thorne y el pliego interpelatorio al ministro del Interior, Carlos Basombrío. Lo único bueno que rescaté es que fueron una cura milagrosa para mi crónico mal de insomnio. Aquí les presento mis clásicos ‘Pastillazos’ que reclamaban mis lectores.
LA SAMURÁI KEIKO CONTRA PPK Y THORNE: ‘La letra con sangre entra’. Así reza una de las ‘Tradiciones’ de Ricardo Palma. Eso ahora lo sabe muy bien PPK. Keiko Fujimori se la tenía jurada al mandatario y a su ministro de Economía desde los durísimos días de la segunda vuelta electoral. A Pedro Pablo, porque la llamó ‘candidata de la corrupción’ y le ganó la banda presidencial cuando ella ya festejaba con el ‘Baile del Chino’. Y a Alfredo Thorne, porque se burló de ella diciendo ‘como tiene los ojos rasgados, no leyó bien nuestro programa’. Cuando su movimiento alcanzó una sorprendente mayoría en el Congreso, Keiko se convirtió en la vengativa asesina del filme ‘Kill Bill’, agarró su espada Hanzo y comenzó a volar cabezas del gabinete ‘de lujo’ de Zavala.
Detrás de ello había un mensaje cifrado: ‘Indulta a mi padre, ya’. PPK resultó ser como ese poderoso dueño de un estudio de cine en la cinta ‘El padrino’, quien gritó al emisario de Corleone que no le daría el papel de su película al ahijado de Don Vito, Johnny Fontane, pese al pedido del mafioso, ‘así sea lo último que haga’. El ‘Don’ le pregunta a su emisario: ¿Es el dueño del estudio un siciliano? O sea, una persona con cojones tan grandes para mantener su palabra, así se caiga el mundo encima. El enviado respondió: ‘No’. Esa madrugada, en la inmensa cama del millonario, apareció la cabeza cortada de su caballo de carrera, el más caro del mundo y más querido. El viejo, asustadísimo, al día siguiente contactó al ahijado y le dijo que vaya a trabajar en la película. Igualito se la hicieron a PPK, quien después de tanta sangre en la guillotina, aprendió la lección y anunció en la revista ‘The Economist’ que ya es tiempo de hacerlo, ‘ya es hora’ de indultar a Alberto Fujimori. Keiko Fujimori parece ganar la partida, por ahora.
EDGAR ‘ALACRÓN’ Y EL ‘CAUSA’ KENJI: A estas alturas del partido, ya los congresistas de Fuerza Popular deben haber extendido la ‘partida de defunción’ del impresentable contralor de la República, Edgar Alarcón. Tantas rayas no tiene el tigre: faltas a la ética cometidas de forma consecutiva. Este contralor, con cara de ‘yo no fui’, resultó tremenda joyita, apañado por el fujimorismo. El caso de un supuesto título ‘trucho’ ya es el colmo, aunque la gente lo recordará como Dominic ‘Dom’ Toretto, de ‘Rápidos y furiosos’, por sus compulsivas compras de autos de lujo. Por otro lado, Kenji Fujimori se jugó su partido aparte. Ante los PPKausas, los hermanos Fujimori, con la finalidad de lograr que el presidente se decidiera a dar el indulto a su padre, hicieron la del ‘policía bueno y policía malo’. Kenji era el bueno y su hermana, la mala. Solo digo una cosa: Si el chino sale de la Diroes, vamos a ver a otro Kenji.
SALVADO POR LA CAMPANA: ‘La suerte de la fea, la bonita la desea’. Seguramente Carlos Basombrío se librará de ser censurado, pero este columnista piensa que su gestión es más negativa que la de otros colegas de gabinete obligados a renunciar. Su solo prólogo en su exposición demostraba que este ministro no sale a la calle y analiza la situación desde un frío escritorio. No es operativo. ¡Cómo va a decir que ‘la inseguridad ciudadana ya no es el principal problema del país! No sabe que ahora matan estudiantes por un smartphone. O que ya uno no puede poner una botiquita, una cabina de internet, un chifita, una pizzería con ofertas de tres soles con gaseosa incluida o una barbería para cortes de peloteros, pues a esos pequeños negocios todos los días los asaltan con arma de fuego. Balean a los pasajeros de los buses; en las esquinas, los ‘bujieros’ rompen lunas de vehículos para robar al paso. Y eso es en Lima y en las principales capitales. Estamos jodidos. Apago el televisor.