Este Búho nunca dejará de rebelarse ante un destino injusto. Justo hoy, cuando el mundo rinde homenaje a los hombres y mujeres que se sacan la mugre trabajando ocho o más horas sin descanso, por recibir un sueldo mínimo que nunca alcanza. En este ‘Día del Trabajo’, desde Curitiba nos enteramos, por boca del corruptor , cómo las más altas autoridades del país, presidentes de la República como Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski estuvieron involucrados en sobornos y coimas de .

¿Qué pueden pensar esos obreros o empleados que honradamente dan de comer y educar a sus hijos?
Y justo en su día se van a enterar que Alan, quien antes de suicidarse repitió hasta el cansancio, en los últimos dos años de su vida, ‘otros se vendieron, yo no’. A decir de la versión de un testigo de primera línea, .

Este reconoció ante el fiscal José Domingo Pérez que fue su ‘Maiman’ y que de su propia mano le entregaba en rumas de veinte mil o treinta mil dólares, como si fuera su ‘caja chica’, de aquel depósito en la banca de Andorra de un millón trescientos mil dólares pagados por la corrupta constructora brasileña, y que en un primer momento dijo que era un pago por la venta de un ‘terreno’.

Al final cantó más fuerte que Plácido Domingo en ‘Otelo’: ‘¡¡Era la plata para Alan García!!’. Todo esto me hace recordar una escena de la magistral película ‘El Padrino II’, donde Michael Corleone acaba de ser baleado en su dormitorio donde estaba con su esposa y sus hijos. Cuando su amigo y consejero Tom Hagen le pregunta si sospecha de que ‘Rocco’ y ‘Nieri’, los jefes de seguridad, están involucrados en el atentado, Michael le responde: ‘Tom, ellos están con nosotros por dinero, no por lealtad. Confío mi vida a ti’. Lo mismo veo en el caso de Atala, un empresario arribista que se encontró una mina de oro sirviendo de testaferro del ‘bravo’ del gobierno.

Pero lo peor es lo que hizo el hijo de Nava, José Miguel, ‘Bandido’. ¡¡Delató a su padre!! En su declaración afirmó que fue testigo de las innumerables veces que Barata llegaba a su casa de playa y le entregaba maletines llenos de dinero a su padre. ‘Yo solo veía y no preguntaba cuánto le dieron. Al final yo solo llevaba a Barata a su casa’. En este sórdido mundo de la corrupción no hay lealtades partidarias, amicales ni filiales. Los Mantilla o Chinguel no corresponden a este siglo. Este columnista solo pide que los dirigentes apristas ya no hagan el ridículo público y no defiendan lo indefendible.

Ya vi una pinta en Barranco, donde los apristas habían escrito ‘Alan, vuelve’, y unos chacoteros pintaron encima ‘Alan, devuelve’. Porque las propiedades de la corrupción, tengo entendido, no son hereditarias. Apago el televisor.

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