Del saque somos carnecita... Mi director me timbra y dice: ‘Quédate una semana más para el Francia - Argentina’. Le hago entender que no hay pasajes en avión o tren. Ni para alquilar una van a Kazán. Cerca de 40 mil ‘gauchos’ han invadido Rusia y no se perderán el partidazo. Le propongo seguir en Sochi, donde el sábado chocan Uruguay y Portugal. Me da el ok. Yo feliz en este paraíso, el mejor lugar del mundo. Playa, montaña, nieve y muñecas. Cinco días más disfrutando del solcito y de unos cariños, que son mis fans. Lo llamo a mi jefe por videollamada y le presento a Lucecita. El hombre recién acababa de despertar y estaba viendo el Colombia-Senegal: ‘Hola, chico’, le dijo ella. Mi ‘brother’ respondió el saludo con una sonrisa picarona. Una vez más le demostré que soy internacional. Sí, señores...
El ‘Emperador’ almorzaba conmigo, y mi rusita, que habla cinco idiomas, era la anfitriona en el restaurante cinco tenedores, porque por la noche tenía turno en el aeropuerto. Todo era perfecto. Nos atendían como reyes cuando de pronto el ‘Emperador’ recibe un ‘wasap’ de Katia, que estaba con Alcy. Dos hermosuras que tenían su día libre y chambean en el hotel donde nos alojamos. El mensaje ya traducido era para invitarlo al malecón de Adler y le envían su ubicación. Mi causa se emocionó, se tocó de nervios, se le quitó el apetito, le dio picazón en el cuerpo y no sabía cómo avisarme para salir en dupleta, porque mi amiguita no se movía de mi sitio. Tanta fue su desesperación que lo amenazaron: ‘Si presentas chicas, vives hasta hoy’. La mesa muda por unos segundos, hasta que reventé por la cara de asustado del ‘Bravo de las previas’ en la web del diario. Le dimos curso a los platos y elegantemente nos despedimos. Chapamos Uber por la aplicación y nos cobró 800 rublos. A mitad de camino cancelaron la cita y mi gordito voló, una falta de respeto para su trayectoria de tramposería. Quería despedazarla por el celular y le aconsejé que la ignore, que le dé con el látigo del desprecio. La muchacha se reportó a las horas y se ha pactado hoy un encuentro. Si lo plantan de nuevo, no se qué va a pasar. Curuju...
Lucecita, recontrapodrida, cada media hora me controlaba: ‘¿Dónde estás? Quiero verte en mi break de una hora en el aeropuerto’. Acepté para darle por su lado y tenerla fina antes de irme. El ‘Emperador’, piconazo, se duchó con agua helada, sacó su parlante bluetooth para escuchar música y se empató con el ‘Tigrillo’ Navarro, plan de 9 de la noche, en el comedor-bar del hotel donde dormimos. Ya bañadito, me retiré de mi habitación. Salgo del ascensor y la salsa a todo volumen. Los dos picaban alitas y se desengrasaban con una chelita. El ‘vidente’ Carlos Alberto quiso relojearme: ‘Estás llevando tu pastillita’. Y tuve que plancharlo: ‘No necesito. Más bien sígueme, que te han mandado de camarógrafo, porque no chapas ni la gripe y solo te queda mirar’. Mi hermano me botó todo el expediente, porque es el único que me conoce bien. Sé que es ‘calidoso’, pero tuve que adelantarlo porque es malcriadazo. Y no va a ser...
Me embarqué en mi taxi y los dejo empiladazos. Una charla de 60 minutos con la flaca con un café de testigo. Un divorcio, un novio, un tatuaje en la espalda, el gym, 400 euros al mes por sus dos trabajos, padres y hermanos viven en España y otros secretitos más. Toca abrazarla fuerte para que sienta que me gusta. Pago la carrera y veo a ese par de angelitos en sección quejas. El ‘Emperador’ reclamaba que lo habían querido atrasar con la turca, hija del dueño del hotel: “Papá, cómo le va a querer ganar enseñándole un video de este negocio que ha sacado en su programa en Perú. Pero le he dado vuelta, porque ha escuchado mis relatos”. Nunca ha sido mi táctica presentarme como periodista. Un poco más y enamoran mostrando su Fan ID. A mí que me quieran como soy. Mañana la toco en una, dentro y fuera de la cancha. Ayayayay... Me voy, soy fuga.
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