Un chato, mitad uruguayo y mitad peruano, anda haciendo de las suyas en San Isidro

Del saque somos carnecita... Me pasan la voz que la ‘joyita’ del Rímac no se fue a Argentina porque el billete no le convenía, su empresario no ‘chapaba’ lo suficiente y la tía cuarentona de San Borja le aconsejó que no vaya. Al final, la única que le decía que viaje es su ‘firme’, pero no le hizo caso.

A veces una decisión no pasa por lo económico, sino por el crecimiento profesional. Si la rompía en la tierra de Messi y Maradona, lo vendían diez veces más de lo que podrían comprarlo de nuestra limitada Liga 1. Sí, señores...

Dizque el ‘cuñado’ del ‘Orejas’ se ha ido al norte del país y los más felices son sus vecinos de Surco. Como nunca concentra, brindaba y llegaba al amanecer y con el volumen de su ‘nave’ al máximo. La firme, desde que volvió de China, más horas pasa en la discoteca que en los entrenamientos. Así es...

Hay un run run que un chato, mitad uruguayo y mitad peruano, anda haciendo de las suyas en San Isidro. Sale de entrenar y no se va directo a casita, sino que se desvía por la zona del ‘Bosque del Olivar’ y se queda un buen rato conversando. Una hora es suficiente para ponerse al día. Curuju...

‘Cachurrito’ no para con los negocios. Con su prima está invirtiendo. Él le compra pasaje y le da unos dólares y la muchacha llega a Miami, compra carteras que están en remate y acá las vende a precio alto. A los dos les cae un drilo. Cuentan que ya está ofreciendo zapatillas que también va a traer de los yunaites. Lo positivo es que el hombre es emprendedor. No se hace paltas. Produce porque produce. Vale... Me voy, soy fuga.

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