Paolo Guerrero | AFP
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Del saque somos carnecita... La verídica que acá siempre he destacado que es un crack. Con la Blanquirroja se fajó solito contra los defensas más macheteros de las Eliminatorias, que se la ponían por el cuello, y en la vida no hay que ser envidioso ni malagradecido. Pero en el tema de la Vallejo está mal asesorado y a los 40 años ya no está para aniñarse. Si firmas un contrato, lo cumples. Si no estás de acuerdo, arreglas por las buenas y sales por la puerta grande. En Racing chapaba 10 lucas gringas, en LDU 20, y los poetas le iban a pagar 120 mil cocos. No seas malo...

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Ya me contaron que el restaurante del ‘chato cervecero’ en el barrio de Nocheto tuvo que cerrar un par de días. El ambiente estaba movido por la balacera que hubo entre barras bravas y el local no abrió las puertas a nadie. Las ‘chamitas’ que atienden reclamaron su sueldo, pensaron que no les iban a pagar esos días, pero el ‘profesor alcahuete’ las calmó y avisó que no se preocuparan porque el dueño cumplirá con sus obligaciones. Huuuuummm...

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La firme que ‘Ben a mi casa’ puede ser regularón en la cancha, pero fuera de ella es el mejor amigo. Cuentan que andaba a todos lados con el charrúa ‘Peluche’, sus familias cenaban juntas, los hijos eran amigos y el volante se aprovechó del defensa y le pidió un préstamo de más de 30 lucas gringas y le ofreció devolverle 35. Se escapó a su país y lo ha bloqueado de todas sus redes. El central no tiene malicia para marcar ni para elegir sus amigos. Pobechito...

Se agrandó mi tío Guajaja. Desde que su chibolo debutó en el arco blanquiazul, el hombre es otro y lo malo es que ha subido la tarifa por hora de show. Antes ‘chapaba’ lo que le ofrecían, hasta hacía ofertas de dos por uno y si contratabas tres horas, la cuarta era gratis. Ahora revientan su teléfono para preguntarle si su hijo va a las presentaciones y pueden tomarse fotos con él. Le está sacando provecho al momento. Lo justo...

Bien el ‘Cholito’ Prado. El hombre baja todas las semanas a fulbitear con la gente de Los Barracones del Callao. Lleva pelotas, chalecos, paga la cancha, compra las gaseosas y, a veces, hasta la ‘jama’. Eso sí, previamente les habla de Dios como una hora y algunos han empezado a cambiar sus vidas. Vale... Me voy, soy fuga.

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