Del saque somos carnecita... Mi director me timbra: ‘Bombardero, ya olvídate de Gareca y analiza el Perú-Chile’. Y yo le respondo siendo frío, frío: ‘De qué voy a hablar si ambas selecciones no juegan a nada’. Y no me baso ni lo argumento en uno, dos o tres partidos. Los procesos de la Blanquirroja y la Roja han sido un desastre y las Eliminatorias también. Lo refleja la tabla de posiciones y lo que muestran en el campo. Ahora, siendo romántico o soñador todavía creo que podemos reaccionar y recuperar la memoria. Eso no quiere decir que vamos a dar espectáculo, simplemente que toca remar por el repechaje. Guerrear y guerrear. Sí, señores...
Lo del ‘Tigre’ no es personal. Simplemente antepongo mi verdad. Lo considero un buen gestor de vestuario, apapachador, interesado y hambreado por la plata. En lo táctico, normalito. Y no es revolucionario como Scaloni, Marcelo Bielsa o Gustavo Alfaro, quienes agarraron selecciones y clasificaron de forma directa y con nivel. No soy partidario de su estilo ni de su discurso. Esos paseadores, saloneros y diplomáticos de las conferencias de prensa nunca me cayeron. Esos que están bien con Dios y con el diablo son peligrosos. Criollamente, los buenitos dan miedo. Y no va ser...
La convocatoria de Arturo Vidal tiene un trasfondo. Recurrir a un veterano tiene un significado. Y es que no hay jerarquía en ese equipo. No hay nombres ni apellidos. Puro hueso y pellejo. Ese Ricardito es capaz de haberlo citado de cábala. Fijo ha chequeado las estadísticas donde está escrito que el ‘Rey’ siempre nos hizo la fiesta y nos ‘vacunó’. El ex Juventus, Bayern, Barcelona, Flamengo, Colo Colo, tiene su edad, pero su experiencia es clave. No tendrá el recorrido, despliegue y barrida de años anteriores, pero es un crack. Saca un zapatazo de 30 metros y a llorar en la Costa Verde. Y tampoco que se agrande como en la Copa Libertadores porque hoy su pase vale un pan con relleno y camote. Curuju...
Este viernes no es de alivio. Es un clásico y un duelo del que pierde adiós al repechaje y Mundial. Nos agarra sin los suspendidos Pedro Gallese y Carlos Zambrano. Los dos marcan la diferencia. Los más regulares, que dan seguridad y destacan cuando las papas queman. Y para variar, los números intimidan y nos odian. Somos el país con menos goles, el que menos dispara al arco y crea situaciones. Es el único combinado que sus delanteros no han anotado. Toca porque toca resetear y acabar con esa realidad. Depende de un grupo de hombres. En sus botines está la última palabra. Ayayayay... Me voy, soy fuga.
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