Ricardo Gareca. Foto: Rodrigo Arangua | AFP
Ricardo Gareca. Foto: Rodrigo Arangua | AFP

Del saque somos carnecita... Son las 9:30 de la mañana y mi servicio de inteligencia de Dallas me timbra justo cuando acabo de desayunar mi rico jugo de papaya, tostadas y huevos revueltos. “Bombardero, sé que llegas por la noche, pero tengo una calientita que ha sucedido hace algunos minutos”. Un volante al que le encanta la chela se puso faltoso con un comentarista de la tele, pero por ahora lo dejo ahí. Esta noche somos Perú. Ya les contaré...

Estoy con mi sobrino Uriel en su camioneta Nissan recontra ‘charly’ que me lleva a Walgreens, una cadena de farmacias para comprarme un desodorante de pies, porque uno latea con las plantas sancochadas. Aquí caminas 10 pasos y te transpira todo. Si no estas en sandalias, sayonaras, slides o chanclas, comienzan a ladrar los ‘pitbulls’ si usas zapatillas y con medias que no son de algodón. Y como uno es pretencioso, mejor asegurarse. Huelo a Cartier hasta el ombligo y no voy a defraudar de la cintura para abajo. Y no va cher...

Esta vez no he empezado la columna hablando del Perú-Chile. Para mí no es un clásico contra nuestro archirrival ni tampoco un partido de Copa América o Eliminatorias. Esta noche será la primera vez que le vea la cara al ‘Tigre’, para mí el más grande traidor que desfiló por la ‘Blanquirroja’. El ‘milonguero’ y ‘charlatán’ que se sentía un peruano más, a quien le dimos vida, millones de dólares, renombre y no aceptó la oferta de renovación por unos pesos menos. Año y medio después, por esa misma cantidad firmó por el enemigo. Lo tenía tarifado de hace tiempo, pero por tres puntos en mesa pasó piola. Los hinchas deberían imprimir billetes de un dólar con su rostro y tirárselo desde las tribunas. No me da miedo su capacidad, pero sí me dará bronca que por un vestido de novia se le presente la virgen. Noooooooo...

Este grupo de seleccionados es criticado hace buen rato y creo que con razón. Salvo dos o tres que mantienen su nivel, el resto anda en las nubes. Hoy toca encojonarse por la patria, por orgullo. Es cuestión de recuperar la memoria, el compromiso, de creérsela. Ellos no son más que nosotros. Alexis es el diferencial y ya no pica con turbo ni tiene la chispa del Barcelona y Arsenal. No hay excusas. Se sale sin traumas y con la convicción de que hay que remar en el torneo favorito de los ‘peruchos’. Gallese, Zambrano y Lapadula son la estructura, los jefes, los taitas. El ‘Contigo Perú’ o el himno nacional a todo pulmón y el mensaje conmovedor del capitán en el vestuario o la caravana de la barra. Cierren sus ojos y visualicen a todos esos niños que viven en un cerro, llonja o pueblo joven que no tienen agua, para comer y estudiar, y que con un gol de esa sagrada franja ríen y lloran. Toquen y besen esa camiseta que llevan en el pecho antes de salir a la cancha. Defiéndanla con la piel. Sí, señores... Me voy, soy fuga.

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