Del saque somos carnecita... Hice siete horas escala en Bogotá y casi pierdo la conexión a Madrid. Y todo por una bendita maleta. Fue una cosa de locos. El vuelo salía a las 9:30 de la noche y me aparezco casi a las 8 en el counter de Iberia. Todo excelente con las colochitas hasta que dijeron: ‘Por favor, suban su valija para pesar el equipaje’. Allí se acabó el encanto.
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‘Son 340 mil pesos y en dólares 80′. Todo perfecto, porque ya lo sabíamos luego del roche en Lima. Pero aquí viene el problema: ‘Usted tiene que pagarlo con tarjeta de crédito o débito’. No aceptaban efectivo. Y yo por pegarla de recursero y hacer todo a última hora llamé al banco para que habiliten mi signature y dorada en el extranjero.
Se cerraron que era política de la empresa. Chambeé de floro para que timbren al jefe y se cerró mal. Pasaban los minutos y ya estaba palteado, palteado. Mi compañero de chilingue pulseando a la poca gente que se chequeaba para que nos haga el favor de cancelar con su tarjeta y le dábamos el dinero. Ya iban a abordar el avión y seguíamos en ese temita.
Hasta que un ángel caído del cielo, o sea una mamacita, me prendió el foquito: ‘Mijo, usted vaya donde el policía, que ellos son serviciales’. En one me acerqué, pero el hombre no tenía un mango en su cuenta. Un poco más y me hace llorar. Casi le tiro un centro.
Así que escaneando la zona fui donde un brother de embalaje de maletas y le pinté la cancha: ‘Causa, te dejo 20 cocos más por la gentileza’. Me dio su clave y un poco más hasta la dirección de su casa y celular de su trampa. Cuando le devolví su tarjeta me parchó: ‘Soy venezolano y en tu país tratan y hablan mal de mis paisanos por unos cuantos. No generalicen’. Tiene razón, porque un chamo se portó mil puntos conmigo. Sí, señores...
Llegué corriendo a la sala número 38 y recién pude respirar. Ese estrés me sacó la mela. Me senté en el asiento 43 C y me quedé dormidito como un bebé. No cené, porque me tiré de corrido. Si hubo turbulencia o alguna pareja hizo cositas ricas a mi lado, ni me di por enterado.
Descansé mis ocho horitas y abrí mis ojitos cuando faltaba poco para aterrizar en Barajas, donde hice una cola de varias cuadras para que me sellen el pasaporte. Qué abusivos. Qué cantidad de turistas de todo el mundo. Una eternidad para llegar a la faja y recoger mis pertenencias.
Todo el fastidio se me pasó cuando saludamos efusivamente con un beso al ‘Cabezón’ Carlitos Rivera, quien me dio la bienvenida. Llegó con el último de sus hijos, que es un sobrino fuera de serie. Ellos son del Callao, del barrio de Miller, a la vueltita donde creció Pedrito en Castilla.
Mi primo me llevó a su linda casa en Vallecas, a dos paralelas del estadio del Rayo Vallecano. Allí me duché y almorcé gracias a la sazón de mi prima Sarita. Terminé la última cuchara de una chuleta sabrosísisma y en una a chapar mi AVE para que me lleve a Barcelona. Asuuuuu...
Camino a la estación La Atocha, donde los trenes salen a toda Europa, me contaron que Anahí extraña uno de esos ‘rayos’ de la sierra del Perú. El tío es inolvidable y eso que no la dejó coja. Ella ha dicho que jamás lé dira ‘next’, porque trabaja y puede darse sus gustitos con sus monedas. Por Internet pagué 65 euros para subir a mi tren. Los precios son variables, adentro hay una cafetería y el recorrido es cómodo, no estás como una sardina como en el avión.
Cerca de las 10 de la noche oscurece, porque es verano y el calor alumbra como las hermosuras que vi en mi paseo cortito en la ciudad. En el estadio ‘Wanda Metropolitano’ del Atlético de Madrid, ayer se presentó Alejandro Sanz. Era un desfile de modas. Impresionante. El 80 por ciento estaba para un concurso de belleza y el 20 para ‘Esto es guerra’.Asu mare...
Medianoche y salgo de la estación ‘Barcelona Sants’. Allí me recoge la chalona Lucho Peña o popularmente conocido en Condevilla como el ‘Irrivarren de los Andes’. Nos abrazamos y me abre la puerta de su fierrazo. Una camioneta plateada que pica como los dioses. No deja que vaya a mi hotel reservado y me invita a su depa.
Elegante fuera de la cancha, porque adentro en su mejor momento fue malo. Ya listo y con la canillera puesta junto con la ‘Voz del fútbol’ para hoy madrugar y ponernos la blanquirroja para ustedes. A primera vista, esta ciudad es la locura... Me voy, soy fuga.
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