Del saque somos carnecita... Somos uno. Somos todos. Somos Perú, carajo. Esta noche ante Venezuela es el partido de los jugadores y del pueblo. En la cancha, que Gallese y compañía hagan lo suyo, que demuestren su oficio y calidad. Tienen una deuda pendiente con su orgullo, familias y la mejor hinchada del mundo que los bancan en Rusia, Qatar y donde se presenta nuestra franja bendita. Que las indicaciones del ‘Cabezón’ les entre por un oído y les salga por el otro. No le paren bola cuando se toque de nervios y ponga intenso.
En cinco fechas no ha chuntado nada y sigue soberbio al mango. Ayer, en la conferencia de prensa, repitió que tiene contrato hasta el 2025 y no se sonroja que vaya último en las Eliminatorias. O sea que no reconoce ni mela y no tiene la menor intención de irse si sigue haciendo la del ‘Chavo’. La prensa no tiene el poder para que en todos los estadios griten: ‘Fuera Reynoso’. Eso se lo ha ganado solito con sus malas decisiones y antipatía. Sí, señores...
Olvidémonos que estamos coleros, que el entrenador esté rodeado de zánganos, que el ‘Rayo’ nos abandonó por la Copa Argentina, que no hayamos marcado un gol y alisten los ‘chimpunes’ y ‘canilleras’. El aficionado que aliente los 90 minutos. Necesitamos recuperar el ambiente positivo, de fiesta, ilusión y optimismo de las últimas dos Clasificatorias. Si hay reclamos, que sean después del pitazo final. Que los chamos se emocionen con su caravana de motitos lineales y su manchita en el hotel de San Isidro. La bulla la ponemos nosotros. Suda la blanquirroja de principio a fin desde tu lugar. El ‘Contigo Perú’, ‘Porque yo creo en ti’, ‘Cómo no te voy a querer’ y el Himno Nacional que se escuche desde la calle José Díaz hasta las fronteras de Tacna, Tumbes, Iquitos. Que la confianza y apoyo se transmita a los muchachos. Si empezamos así, ya vamos ganando. Este choque es clave para bien o mal. Un triunfo nos mete en el pelotón de un cupo por el repechaje. El otro resultado no lo menciono porque no me lo quiero ni imaginar. Así es...
El fútbol es de actualidad. Y la tabla no nos da como favoritos. El cuarto puesto de Venezuela (8 puntos) no lo hace superior a nuestra selección (1) ni por individualidades ni historia. Solo por su colectivo que les ha funcionado hasta hoy, pero no es un equipo de jerarquía ni estrellas. Y esos se chorrean como un heladito tarde o temprano. Casi siempre no sostienen el nivel en un campeonato largo. A mí no me preocupa el cuadro del ‘Bocha’ Batista. Incluso voy a descansar como un bebé. Lo que me hace volar y extraña es el pobrísimo rendimiento de los jugadores. No sé si en cinco días puedan reaccionar, pero si despiertan, hay grandes posibilidades. Que nos dé una manito el viento, el pasto, el árbitro, el cuarto hombre, la suerte, cábala o lo que sea. Todo será bienvenido. Y no va a ser...
Hay varias versiones del once. Una que Renato Tapia irá de back central y eso sería tirarse del Salto del Fraile. Primero, no es su posición natural. Y lo principal, no tiene el chasís para frenar a Salomón Rondón. Un toro y una bestia cuando gira y en las divididas. En el juego aéreo no le hará ni cosquillas. Lo otro es que lo sientan a Gianluca Lapadula. Grave error porque a esos rudos y carniceros hay que moverlos constantemente. Hay que desacomodarlos y sacarlos de su zona si se meten a la cueva. Presionarlos y chocarlos para desesperarlos. Paolo está muy estático. Y ya no tiene la velocidad ni rapidez mental de antes. Bueno, los 11 elegidos tienen la bendición de 33 millones de peruanos. Este deporte es el único juguete que hace feliz al pobre y al rico. Al niño y al abuelo. A la adolescente y a la madre de familia. Un balón une a toda una nación. Vamos que podemos... Me voy, soy fuga.
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