Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un plato grande de tallarines verdes con su churrasco encima y una taza de anís para bajar la grasita. “María, llegó a la Redacción el periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha, y me contó una de sus interminables anécdotas. “Gary, cuando Antonio Cartagena, el gran cantante salsero, brillaba en la orquesta de la Policía, me contó que el cadete Robert Muñoz Farfán tocaba y lo acompañaba con voz excepcional.

Por eso, le auguró una exitosa carrera. Se trataba del nuevo rey de la Carretera Central: ‘Clavito y su chela’. Con el prolijo cantautor y su lagrimoso hit ‘Siento que no puedo vivir sin ti’, nos vimos en los estudios de ATV. Lucía fantástico uniforme y zapatos blancos. Enterado sobre su asombrosa vida, le confesé: ‘Clavito, soy hijo de un valiente policía, que pregonó en las calles: el honor es su divisa’. Quedó impactado, se sacó los lentes de sol y abrazados, con los ojos húmedos, agregó: ‘Aún perdura mi orgullo de haber servido a la ciudadanía como mayor de la PNP. Hasta que la pasión por cantar a los amores fallidos pudo más’. Y se animó a entonar ‘Por qué serás así’.

Mientras acomodaba su gruesa cadena de oro, ‘Clavito’ evocó que vivió una infancia muy modesta, en el pueblo joven ‘Nuevo Perú’, en Arequipa. Pero no faltaron las melodías andinas de su padre cusqueño y la dulce voz de mamá, aunque quebrantada de salud. El mayor Muñoz asomó en Huancayo envuelto en sonidos y temas para las parejas sumidas al sufrimiento. ‘La Incontrastable’ lo adoptó y bautizó como ‘Clavito’, debido a su gracioso ‘pelo duro’.

Reluciendo los galones, entre voces y acordes, ‘Clavito’ se ganó el cariño popular, desatando delirio en las fiestas regionales, hasta las últimas consecuencias. Aclaró que lo de ‘chela’ es solo nombre y únicamente toma por brindis. No solo convivía en el pentagrama. Arriesgó su vida en Punta Negra como salvavidas. Y también logrando campeonatos de lucha libre.

Quedé extrañado cuando ‘Clavito’ me habló maravillas sobre nuestras riquezas minerales. Tenía conocimiento por sus estudios de Ingeniería de Minas. Desde que su papá le regaló una guitarra, trata de acercarse a su ídolo Pedrito Suárez Vértiz. Y sueña encontrarse con José Luis Perales. Su gran legión de admiradores, al ritmo de la cumbia wanka llorosa, sostienen que cuando canta ‘Clavito’, hasta el imponente nevado Huaytapallana se derrite”. Pucha, el señor Malcom siempre está al lado de grandes artistas.

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