El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un olluquito con charqui, carne de chancho, camotito y arroz blanco. “María, me encontré con el mítico periodista de Policiales, ‘El sonámbulo’. Estaba como siempre, con su clásico gabán gris, una taza de café y su cigarro en la boca. ‘Gary, tú no sabes lo deprimido que me pongo cuando regreso del Callao.
Casi todos los días hay muertos en el Callao. Pero esa triste realidad la muestra una conversación por WhatsApp que difundió ‘Cuarto Poder’ entre uno de los sicarios de ‘Caracol’ y el intermediario del mafioso: ‘¿Cumpliste el encargo?’ ‘Sí, ya fue. Está muerto, dos en la cabeza, seis en la espalda y dos en el pecho. Me lo bajé con otros dos de Loreto’. El otro pregunta, ‘¿y quiénes eran?’ ‘No sé, causa. Ya está hecho’.
Increíble el desprecio por la vida humana, sobrino. En el Callao se han roto los moldes de la delincuencia tradicional. Si tú veías las películas de mafiosos, los sicarios estudiaban a su objetivo para sorprenderlo solo. Estos asesinos de ‘Caracol’ sienten placer ‘matando por gusto, hasta con yapa’. Ese tipo de lacras nunca existió en el puerto, sino hasta finales de los 90, cuando terminaba el gobierno de Fujimori. Los chiquillos comenzaron a tener armas, chicos que debían estar jugando fútbol o con bicicletas ya se agarraban a balazos. Misma película ‘Ciudad de Dios’. Luego, se reclutó delincuentes como ‘jefes de seguridad’ y así empezó la barbarie.
Los adolescentes aprendieron y dieron vuelta a los ‘tíos’. En esos años bajábamos al Callao con mi hermano, el gran escritor y periodista Jorge ‘Coco’ Salazar, ‘El negro’, el mejor cronista policial de ‘Caretas’. Había trabajado en la época de oro de la crónica roja, de jovencito, y se conocía a todos los que un día fueron ‘taitas’ de ‘El frontón’.
Delincuentes bravazos, legendarios asesinos, pero de duelo con chaveta. ‘El tío Filo’, ‘El negro Candela’. Ya estaban viejecitos, y nos invitaban una vez al mes a un solar cerca a Carrillo Albornoz en Callao. Allí preparaban, para ellos, escabeche de pelícano. ‘Sobrino, hay que recordar los tiempos en la isla de El Frontón, un penal bravazo’.
Nos traían fuentes de cebiche y cajas de cerveza. ‘Sonámbulo, Jorge sabe, nunca maté con pistola. En la isla, los duelos eran a punta de sable, ninguno como el mío, uno contra uno…’. Ahora, estos chibolos se matan con pistola como si fuera un juego de carnaval’. Gary, te puedo contar que con ‘El negro’ Salazar vimos el germen de lo que hoy son los ‘Caracol’, ‘Renzito’, ‘Jahirol’ y tantos sicarios y asesinos que nunca en su vida han parado una bronca a puño limpio’. ‘Ahora, en el Callao, el más esmirriado, el lorna del colegio, el que no mataba ni una mosca, el enano bruto, el flacuchento, es el asesino más rankeado’”. Pucha, ese señor ‘Sonámbulo’ es un gran periodista. Me voy, cuídense.
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