Este Búho nunca olvidará la tarde cuando se sentó a leer ‘Bestiario’, el primer libro de cuentos que publicara el gran Julio Cortázar en 1951. Bueno, que publicó con nombre propio, porque antes ya había editado una obra de teatro y un poemario con el seudónimo de Julio Denis. Tal vez se sentía seguro de que esta obra ya había pasado los límites del entusiasmo juvenil, las dudas que plagan los primeros intentos, los temores de la ‘ópera prima. Y vaya que no se equivocó, ‘Bestiario’ marcaría un antes y un después para el género cuentístico latinoamericano y, por qué no decirlo, mundial. Pues, si bien los nombres, calles o barrios se pueden identificar con su Argentina natal, las situaciones absurdas, claustrofóbicas, terroríficas o irónicas pueden darse en cualquier espacio o lugar, como las ficciones de Jorge Luis Borges o lo relatos de Franz Kafka .
Recuerdo perfectamente aquella tarde, en el solitario estadio sanmarquino, cuando empecé a leer este libro. Mientras abajo, chiquitos como hormigas, trotaban unos esforzados corredores universitarios ajenos a la política y la literatura. Mi amigo, el antropólogo Arturo Alvarado Chico, me lo había recomendado: “Léelo de un porrazo. Te lo juro, a mí me dejó ‘aputamadrado’*”. Y se fue dejándome en el estadio con aquella añeja edición de la editorial Sudamericana . Empezaba a oscurecer cuando terminé la lectura del libro, tarde, y mi visión de las cosas había cambiado. Esos ocho relatos me hicieron ingresar a un mundo tan increíble y absurdo que, en las siguientes horas en que el doctor *Heraclio Bonilla nos enseñó historia económica colonial, yo estaba en otro mundo. En la locación del fantástico cuento ‘Casa tomada’ , que hoy me parecería un perfecto guión para un filme de David Cronenberg o David Lynch. Pensaba en la pareja de hermanos del relato, que vive en una gran casa, sin preocupaciones que no sea la limpieza de tremenda mansión, pero sin qué, ni por qué, alguien o algo porque no especifica ‘quién’ en realidad está ‘tomando’ la casa, por partes, sin que ellos puedan evitarlo. Empiezan a perder partes valiosas de la mansión, hasta quedar reducidos a un ambiente y finalmente tienen que aceptar la derrota total. Es un cuento perfecto.
El mismo Julio Cortázar confesó que ‘por ese tiempo atravesaba una severa neurosis’. Dijo que ‘Casa tomada’ fue concebida después de tener una extraña pesadilla: “Soñé que estaba en una enorme y luminosa casa, pero algo siniestro, que no podía identificar, me estaba persiguiendo”. Dijo que se llenó de miedo, se sintió amenazado por ruidos lejanos y ecos del pasado. Y él, al igual que en el cuento, huía por las habitaciones de esa cosa desconocida, hasta llegar a la calle, tal como finaliza el célebre relato. La escritora española Soledad Puértolas, admiradora del argentino, lo define: “Fue uno de los grandes autores que nos hizo despertar y ver la literatura de otro modo, con una reivindicación muy importante del género del cuento. Su escritura se mueve entre la magia y lo cotidiano. No es realismo mágico, pero la magia está allí, en lo cotidiano y al lado del elemento de sorpresa”.
‘Bestiario’ es un puñado de ocho perfectas obras maestras unidas por un hilo conductor. Lo absurdo, lo increíble, lo incomprensible, lo cotidiano, son colocados en una licuadora porque no es una ensalada cerebral. Es un cóctel explosivo, donde Julio licúa sus obsesiones, sus fobias, su inconsciente, sus traumas (por esa época estaba con crisis nerviosas y asistía a sesiones de psicoanálisis) y nos entrega un producto que va directo a tu cerebro y, definitivamente, ya no serás el mismo. ‘Casa tomada’, ‘Carta a una señorita en París’, ‘Lejana’, ‘Ómnibus’, ‘Cefalea’, ‘Circe’, ‘Las puertas del cielo’ y ‘Bestiario’ son las joyitas de este primer libro del tremendo escritor nacido en 1914 en Bruselas. Llegó al mundo en esa ciudad por accidente, pues su padre era funcionario del Consulado argentino. A los 4 años fue a Buenos Aires.
Trabajó como maestro de escuela en provincias y se graduó de traductor, a la par que empezaba a escribir. Cansado de las tropelías peronistas y del gobierno del general Juan Domingo Perón, se fue a vivir a Europa, entre París y ciudades españolas. Al final decidió establecerse en París donde murió en 1984. ‘Bestiario*’ lo catapultó a la fama, que se incrementó con su mejor reunión de cuentos: *‘Final del juego’ (1956), donde se incluye el extraordinario ‘La noche boca arriba’, que lo consagró como uno de los mejores exponentes del cuento a nivel universal. Pero eso es tema obligado para otra columna. Apago el televisor.
ENTREVISTA A CORTÁZAR
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