Del saque somos carnecita… ‘Iván Cruz’ cree que nuestro fútbol es su chacra. Su patio donde cría pollos, conejos, loros, gatos, perros y otras mascotas. Yo diría que tiene los nervios tocados si es cierto todo lo que comentan de su vida privada en Argentina. Parece que le están dando la pateada porque se le cruzan los chicotes. Se rayó, se metió a la cancha y le faltó el respeto a los hinchas del estadio, a los que veían el partido por televisión. Que le pongan 10 fechas de castigo, porque la gente paga para ver un espectáculo y no una rabieta. Tiene malos hábitos, hay que curárselos. Y por siaca, Chale le ganó echadito en su cama y el ‘Puma’ de floro en la previa y en la zona técnica. Trabaja y no te la lleves de pepa. Sí, señores…

Me da gusto que haya campeonado Angelita Leyva con la San Martín en la Liga Nacional de Vóley. Una chica con buenos valores, buena hija y que le ha comprado una casita a su viejita. Una señorita de un hogar conservador, que ha recibido a Cristo. Se porta como una dama y no anda metida en escándalos. No como algunas que son juergueras a forro, que cambian de novio como de prendas íntimas y lo peor es que creen que ‘pan con pan’ es estar a la moda. Qué feo…

Unos chamacos que siguen la columna me preguntan: ¿Qué hacer cuando te descubren una infidelidad? Nada. No ser intensos ni pedir perdón. Si las trampas ahora se burlan del polígrafo, tú sácale la vuelta a las evidencias, las pruebas. Hay que parar, morir negando y nada de llorar. Los que se quiebran son sonsos. La mujer te agarrará tu cabecita y te dirá: ‘Ya, está bien, te creo’. De la boca para afuera, porque desde ese momento ya fuiste. En cuerpo y mente. Te pierden el respeto, la admiración. Ojo que las ‘canallas’ van en ‘one’ por el ojo por ojo. Las sanas te pueden perdonar si te aman. Ayayayay…

Me pasan la voz de que un morocho con pelo amarillo de un equipo de la sierra es recontra malcriado. Uno que se llama como su viejo, un ex marcador de punta. Yo diría que el zambito estudió hasta kínder y ningún colegio lo aceptó en primer grado. Cada vez que viene a Lima o visita alguna provincia con su club, es un problema en los vuelos. Las aeromozas no lo soportan. No saluda, las trata mal, pide las cosas de manera prepotente, se sienta como quiere, interrumpe el camino en el pasadizo y es pedante al mango. La próximo mándenlo a la bodega. Que su técnico y presidente lo hagan leer un libro de modales. Así es… Me voy, soy fuga.

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