Este Búho considera que la visita de a es histórica por donde se le mire. Ya se ‘rompió el hielo’. Es la primera vez, en 88 años, que un mandatario gringo llega a la isla. De inmediato, se supo que el primer crucero turístico ¡¡en medio siglo!! que hará la ruta entre Estados Unidos y Cuba zarpará en mayo. Una muestra de los nuevos aires que prometen terminar con el terrible bloqueo comercial de más de 50 años que Estados Unidos lleva contra Cuba. La reunión de más de dos horas sostenida ayer por Obama y Raúl Castro, en el emblemático Palacio de la Revolución, va en ese camino, el de superar las hostilidades entre ambas naciones. Los jóvenes desconocen que no siempre Cuba y Estados Unidos vivieron una ‘Guerra Fría’.

Hasta 1900, Cuba era una colonia de España, pero los norteamericanos, por su cercanía, comenzaron a colocar capitales en la isla y ‘declararon la guerra’ a España, para poder controlar política y económicamente al país. Así lo hicieron. La United Fruit controlaba la explotación de frutas y habanos. La rentable producción de azúcar también fue monopolizada por compañías norteamericanas. La mafia, encabezada por Meyer Lansky, descubrió el potencial del turismo y los casinos en la isla. El dictador Fulgencio Batista le abrió las puertas y nombró a Lansky como su ‘asesor’ en temas lúdicos. Pero mientras Batista y sus socios estadounidenses se llenaban los bolsillos, el pueblo sufría hambre y carecían de buenos servicios de salud y educación. Por eso, un grupo de profesionales, encabezado por el abogado Fidel Castro Ruz, organizó un grupo rebelde, que fue combatido con saña por el dictador. Asesinatos, encarcelamientos y deportaciones sufrieron los valientes que protestaban contra el dictador corrupto. Ante la negativa de convocar a elecciones democráticas, los rebeldes se alzaron en armas y fueron ganando territorios libres, mediante la ‘guerra de guerrillas’.

La noche de Año Nuevo de 1959, Batista huyó como las ratas en un avión lleno de oro, joyas y dólares saqueados del Banco Central de Reserva. Los ‘barbones’ ingresaron a La Habana entre los vítores de la multitud. En un primer momento, Castro no dio muestras de querer convertirse en el dictador comunista que fue después. Incluso, hizo nombrar a un demócrata a carta cabal, Manuel Urrutia, pero este solo duró dos meses y se exilió, ante las decisiones radicales en materia económica de los rebeldes, entre ellos el argentino Ernesto ‘Che’ Guevara, como ministro de Economía. La nacionalización de las grandes empresas norteamericanas no le agradó al presidente ‘Ike’ Eisenhower. Pero cometió un error al no querer reunirse con el barbudo líder cubano. El presidente soviético Nikita Khrushchev, más mosca, envió un emisario a La Habana y firmó un convenio que extendía a Cuba un crédito de 100 millones de dólares para comenzar y contratos para comprar su producción de azúcar.

De esta manera, Castro se entregó, primero económicamente, al comunismo soviético. Khrushchev estaba seguro que Estados Unidos no se iba a quedar tranquilo con un aliado de la URSS frente a Florida. La CIA y la mafia intentaron asesinar a Castro y financiaron una invasión a la bahía de Cochinos, Playa Girón, que resultó un fracaso. Los soviéticos enviaron 60 naves a la isla. Los norteamericanos estaban seguros que esos barcos llevaban material para instalar misiles. Esa famosa crisis por poco provoca la Tercera Guerra Mundial. Al final, John F. Kennedy, quien sucedió a Eisenhower en la presidencia, se reunió con Khrushchev y acordaron desactivar esos misiles. Castro se enfureció para la platea, pues al año siguiente viajó a Moscú en olor a multitud y desde allí proclamó a Cuba como ‘un país socialista’.

Era el inicio de una ‘Guerra Fría’ que dura más de cincuenta años y que ya comenzó a quedar en el pasado, aunque el proceso de cambio no será automático ni tan fácil como algunos podrían creer. El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, principal obstáculo que ha impedido el desarrollo de Cuba, y la promoción de la democracia y la vigencia de los derechos humanos en la isla, son dos temas fundamentales en los que será complicado que ambos países, aún hoy, se pongan de acuerdo. Pero el camino está trazado y solo les queda avanzar. Apago el televisor.

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