Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una humeante sopa criolla con limón y rocotito molido. De segundo se pidió un seco de res con arrocito blanco y una jarrita de agua de carambola. “María, llegó a la Redacción, mi amigo el gran periodista y marketero ayacuchano, Malcom Mendocha. ‘Gary, después de la nota que publiqué la semana pasada con Genaro Delgado Parker, muchos en la calle y el micro me preguntaron por el gran . Recuerdo que todos los jueves tomaba desayuno con el ‘Negro lindo’, en su casa de Magdalena.

Hasta que un día, su escudero, su hijo Juan Carlos me dio una nefasta noticia: ‘Malcom, mi papá se fue a Miami. De regreso, anunciará ¡su adiós de ‘Trampolín a la fama’!’. Le pedí cómo ubicarlo y respondió: ‘Anota la dirección y no se lo digas a nadie’. Viajé a Estados Unidos para escuchar al querido animador. En la residencia, el conocido personaje del Hipódromo, ‘Sancochao’, me sorprendió y me dijo: ‘Adelante, Augustito dice que eres su periodista engreído’. Me fascinó verlo en la piscina, con toda su inmensa humanidad. Al verme exclamó: ‘¡Hermano! Entra, date un chapuzón’. Me metí por la entrevista exclusiva a Augusto Ferrando.

Luego, Augusto Ferrando me invitó su plato favorito: tallarines con asado y lo asentó con una copa de vino. En medio de la comelona, llegó la pregunta inevitable: ‘Hermano, ¿te vas de la televisión?’. Respiró hondo, se quebró y sollozando me dijo: ‘Así es. Llego a Lima y le comunico a Genaro mi firme decisión’. Continuó: ‘Ya puedo morir tranquilo, por los impagables cariños de mi lindísima gente, apoyando a los más pobres’. Entendí sus sentimientos y Augusto Ferrando me entregó la relación de entrañables amigos, para acompañarlo en su fervorosa despedida.

El mítico set de Panamericana TV recibió a Augusto Ferrando vitoreando: ‘¡Augusto corazón! ¡Augusto Corazón!’. El gran Guillermo Rossini le dijo: ‘Gracias, por la inolvidable oportunidad’. Un jovencito Carlos Álvarez añadió: ‘Es el descanso del guerrero. Gracias por darme la mano’. Micky Rospigliosi apuntó: ‘Tío, ganaste todo en la cancha como Santorín’.

Me senté atrás, en el clásico sillón del set. Abrazados, vi el llanto incontenible de Violeta, Carbajal, la ‘Gringa Inga’, ‘Tribilín’, sus hijos: ‘Chicho’, Rubén, Juan Carlos y su nieta ‘La Requechuli’. Augusto Ferrando fue duramente criticado y alabado a la vez, por su inagotable chispa. Nunca olvidaremos su conocida frase: ‘¡Un comercial y no regreso!’”. Pucha, el señor Malcom siempre aparece en la foto al lado de grandes personajes. Me voy, cuídense.

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