Este Búho, por aquellas paradojas del destino, no podía dormir en la madrugada y prendió el televisor. Lo que vi me hizo saltar de la cama. Imágenes de un salvaje , Bélgica. Todas las cadenas internacionales informaban de lo mismo. 34 personas habían muerto y cerca de doscientas resultaron heridas, tras el ataque reivindicado por el sanguinario y desquiciante grupo terrorista Estado Islámico. Horas después, a los peruanos se nos sacudiría el alma, porque una compatriota nuestra, (36), quien residía hace nueve años en tierras belgas, junto a su esposo e hijas, murió tras un bombazo en el aeropuerto. No puedo evitar ingresar al túnel del tiempo.

Este columnista estudiaba en San Marcos, siendo ‘cachimbo’ aquella tarde de abril de 1980, en el comedor estudiantil de Cangallo, la célebre ‘muerte lenta’, en plena efervescencia electoral, los grupos de izquierda armaron una polémica sobre las elecciones, pero un contingente numeroso, en su mayoría de otra universidad, exigían que el debate sea sobre la ¡situación nacional! Eran los de . Tanto barullo hicieron, que los otros aceptaron hablar del tema. Allí, el ponente senderista resultó ser el hijo de la amiga de mi madre, un estudiante de Ingeniería de una universidad de provincias. Era educadito en mi barrio de Mirones, pero en la polémica era muy rabioso e hizo un anuncio que, en ese momento, causó risa, pero visto en perspectiva, fue histórico y resultó premonitorio para saber por qué se desató un baño de sangre en el país.

Todo por culpa del terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA. Esa tarde, el senderista anunció ‘que el Partido Comunista del Perú acababa de culminar el noveno pleno de su comité central y acordó ¡¡iniciar la lucha armada del campo a la ciudad el 18 de mayo, de ese año!! Era increíble, hasta ponían fecha. Sendero Luminoso era conocido por tener influencia solo en el sindicato de trabajadores de hoteles y chifas. Recuerdo que alguien se burló y gritó: ¡O sea que van a hacerle la guerra al gobierno lanzándoles condones, papel higiénico y wantanes fritos! Los de Sendero Luminoso se fueron lanzando consignas a favor de la lucha armada.

Ninguno de los quinientos testigos, entre los que se cuenta este Búho, pensó que el hombre hablaba en serio. Pero ese 18 de mayo, día del retorno a la democracia, en un pueblito de las alturas de Ayacucho, llamado Chuschi, una columna de encapuchados interrumpió la votación y quemó todas las actas y ánforas, y anunció a los aterrorizados pobladores: “Esta elección es una farsa burguesa, el partido ya tiene un presidente y este es el ‘camarada Gonzalo’”. Ese apelativo era el que usaba , el líder de ese grupo sedicioso. Parecía una locura.

El arquitecto Fernando Belaunde fue elegido por democracia directa presidente del país, pero en las alturas de Ayacucho un grupo de jóvenes estudiantes universitarios de Huamanga, Lima, Huacho, Ica, Andahuaylas y Puno, militantes de Sendero Luminoso, recorrían las comunidades desprotegidas, lugares adonde no llegaba el Estado para implantar un régimen de terror e instaurar el ‘gobierno popular de nueva democracia’ del ‘presidente Gonzalo’. Para lograrlo, asesinaron a comunidades enteras que no aceptaban que le roben su ganado ni que les secuestren a sus jóvenes. Fueron masacres terribles, campesinos muertos a machetazos ‘para ahorrar las balas’.

Luego hicieron un giro estratégico y llegaron a Lima, donde a punta de atentados terroristas y con coches-bombas pusieron en vilo al Estado. Sendero Luminoso le dio lecciones a Pablo Escobar sobre cómo matar policías todos los días, a traición, y que colocando cargas explosivas en edificios públicos, como en la calle Tarata o Frecuencia Latina, se podía crear un clima desestabilizador. Sendero Luminoso murió en el Perú cuando atraparon a su líder, el ‘gordo’ Abimael Guzmán. Hoy, el enemigo de la democracia mundial es el Estado Islámico, un grupo mucho más peligroso y siniestro, que no vacila en quemar vivas a personas, decapitar periodistas y ciudadanos occidentales, asesinar niños a pedradas y ufanarse de ello por Internet. Los peruanos sentimos perfectamente el dolor del pueblo de Bélgica. Apago el televisor.

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